En una liga de baloncesto como es la LEB Oro, todas las victorias tienen el mismo valor matemático. Sin embargo, la que se hubiera producido ante el Unión Financiera Baloncesto Oviedo hubiera valido mucho más que eso… y por muchos motivos: por llegar tras una mala racha de 4 derrotas seguidas con un accidente de por medio, por ser ante un rival de entidad y, sobre todo, porque el equipo peleó al máximo para reponerse cuando las cosas iban mal. Por desgracia, no llegó ese triunfo. Estuvo muy cerca, pero el golpe llegó de la manera que más duele en este deporte: recibiendo una canasta sobre la bocina. Ahora toca quedarse con lo bueno y reponerse de este palo cuanto antes.

El partido dio comienzo con un ritmo muy vivo, pero con poco acierto de los dos contendientes. De hecho, la primera canasta llegó tras casi 3 minutos de juego. Además, se unió el contratiempo para los locales de la tempranas dos primeras faltas de Faner, que tuvo que ser sustituido. A pesar de ello, el TAU Castelló mandaba en el marcador, con un Nguirane que se mostraba como un coloso cogiendo rebotes, intimidando en defensa y anotando con fluidez (6 rebotes, 2 tapones y 6 puntos en sólo 8 minutos), algo de mucho mérito teniendo enfrente a las torres del conjunto asturiano, por encima de los 2,10 metros). La dura defensa, el dinamismo de Arévalo y el acierto en el tiro de Cooper fueron el complemento para que los de la Plana acabaron el primer cuarto con buenas sensaciones y marcador favorable (17-12).

Sin embargo, la preocupación no tardó en aparecer, porque en apenas dos minutos un parcial de 0-8 dio la vuelta al resultado. Herrera no se hacía valer en la pintura y no había puntería en el tiro, por lo que Toni Ten dio entrada a Nguirane y Edu Durán, además de solicitar un tiempo muerto con 19-22 en el luminoso y un atasco en ataque importante. Era tal la sequía castellonense que dos minutos después hubo un nuevo tiempo muerto para intentar arreglar la situación. Se recurrió a los jugadores con mayor potencial ofensivo (Arévalo, Durán, Rodríguez, Cooper y Nguirane) para salir del apuro. Además, los de La Plana recurrieron a diferentes variantes defensivas, pero el Oviedo seguía encontrando huecos para anotar. Por suerte, el combinado sacó provecho de que rival se puso en bonus pronto y gracias a unos valiosos tiros evitó que la brecha fuera mayor al descanso (29-37).

Tras la pausa, los castellonenses apostaron por la garra (Faner, García, Cabot en el perímetro) y salieron a morder en defensa, mientras que en ataque eran más directos e incisivos. Ante el cambio que se observaba, los espectadores del Ciutat entraron en calor y subieron los decibelios. La intensidad se notaba en que al Oviedo ya no anotaba tan fácil y las recuperaciones de balón de los de Toni Ten. Así las cosas, con el TAU Castelló al rojo vivo y llevado en volandas por su afición, la igualdad volvió en el resultado (41-41) y los visitantes tuvieron que recurrir a un tiempo muerto. Tras la interrupción, el ritmo del choque no fue tan alocado, lo que beneficiaba a la escuadra asturiana. Así las cosas, el envite entró en una fase de igualdad máxima en la que cada posesión tenía un gran valor.

La tensión estaba por las nubes en el último periodo. El TAU continuaba con su ímpetu y empuje; y en un gran arreón se le puso el choque de cara (59-51, min. 36). Era el equipo aguerrido y la afición ruidosa de las grandes ocasiones, ya solo faltaba rematar la faena ante un rival aturdido, pero siempre peligroso por la calidad de sus jugadores.. y lo demostró. Poco a poco se fueron reponiendo y tras desaprovechar los de La Plana varias opciones de rematar el choque se llegó a 36 segundos del final con 63-62 y posesión local. Arévalo se la jugó y no anotó, para pasar un instante después a una canasta letal sobre la bocina de Hernández-Sonseca que dejó helado el Ciutat de Castelló tras la ebullición que había vivido.