El compás de espera en el CD Castellón, a expensas de si Orbit Access continúa como máximo accionista o si este vende su paquete a cambio de 2,3 millones de euros a Capital Albinegro, impide la cristalización de cualquier operación de calado en materia deportiva. Sobre el papel, el entrenador Óscar Cano y un total de 18 futbolistas tienen contrato en vigor más allá del próximo 30 de junio... aunque todo puede pasar, dependiendo de si José Miguel Garrido o Vicente Montesinos pilotan la sociedad.

Además, hay media docena de futbolistas cuya incertidumbre es mayor, al ver finalizada su vinculación con la entidad dentro de un mes exacto. Dos de ellos estaban cedidos, caso de Óscar Fernández (Alcorcón) y César Díaz (Racing). Sin duda, el futuro de este, su posible continuidad en Castalia, es algo que también interesa, y mucho, al albinegrismo.

A pesar de que llegó entrado enero, ha contribuido decisivamente a la salvación a ultimísima hora (incluso más allá de la conclusión de la 38ª jornada, por la denuncia del Teruel sobre la alineación indebida de un futbolista del Cornellà, que hubiese enviado al Castellón al play-out, expediente ahora en poder del Comité de Apelación), con ocho goles en total, incluido el del minuto 94 frente al Barcelona B, que permitió al equipo ganarse otra campaña en Segunda B.

UN CONTRATO QUE ACABA YA

El delantero de Villamalea recaló a préstamo por la entidad santanderina a los pocos días de haber cumplido los 32, aunque con un par de particularidades. Una, que César acaba contrato el próximo 30 de junio; y dos, tiene una cláusula de renovación automática en caso de ascenso de los cántabros a Segunda A. El Racing, como campeón de su grupo, está a 90 minutos de volver a la categoría de plata. Puede hacerlo el domingo al mediodía en Son Malferit tras el 0-0 de la ida contra el Atlético Baleares en El Sardinero, o verse abocado a dos rondas más, si son los mallorquines los que se llevan el gato al agua.

El atacante manchego está a expensas con lo que suceda con el equipo al que pertenece. Es consciente que, si sube, lo tendrá difícil, por no decir imposible, quedarse, después de que tuviera que buscarse una salida en el mercado de invierno, por los pocos minutos que ya tenía (solo 255, sin haberse estrenado). Si los cántabros no suben, entonces quedará completamente libre para negociar con ellos... o para hacerlo con cualquier otro club.

Pretendientes no le van a faltar, tras 8 goles en 18 encuentros vestido de albinegro. Si el Castellón espera retenerle, por tanto, tendrá que armarse de paciencia... y de dinero. No en vano, su caché es elevado, a la espera de qué tipo de proyecto le puede ofrecer.

Antes de marcharse de vacaciones, con un futuro inmediato entre interrogantes --más todavía en su caso--, sí realizaba toda una declaración de intenciones: «¿Mi futuro? Lo primero es agradecer a la gente que desde el primer día me ha tratado aquí genial, pero vamos a ver qué pasa con el Racing». «Yo he estado muy a gusto en el Castellón, he disfrutado en este club, que es de otra categoría superior», agregó. «Ojalá pueda quedarme aquí», remachó el atacante albaceteño, que, indudablemente, ha dejado huella.