El equipo femenino del Polígono Rafalafena vuelve a competir en una Segunda Regional en la que está consolidado como uno de los conjuntos con más potencial. No en vano, la pasada temporada concluyó la liga en segunda posición y actualmente es tercero, eso sí, en el presente curso tiene un nuevo hándicap, y es que las rojillas presentan un plantel con hasta diez novedades respecto a la pasada temporada.

A pesar de ello, las castellonenses únicamente cayeron en un partido durante toda la primera vuelta de la competición, ante las líderes, el CD Onda. Sin embargo, en el presente 2018 el Rafalafena no ha entrando con buen pie, y es que cuentan sus tres partidos por derrotas, ante el Atlético Moncadense, Atlético Saguntino y Racing Onda, éste último ayer.

Sin presión

No obstante, el Rafalafena se mantiene tercero en una temporada en la que cabe destacar que ascienden los dos primeros clasificados y los mejores terceros. En todo caso, la meta prioritaria del equipo castellonense pasa por continuar consolidando el equipo. Cabe tener en cuenta que el fútbol femenino tiene mayores complicaciones, más en las categorías humildes, para conseguir jugadoras a diferencia de lo que acontece en el fútbol masculino.

En el equipo se adaptan a las posibilidades de las jugadoras que, en algunos casos tienen hijos, otras trabajan o estudian o directamente viven de pueblos de la provincia de Castellón. Este hecho es otro de las cuestiones a superar, ya que en muchos entrenamientos el míster, realmente, apenas puede contar con algo más de la mitad de su plantilla.

El Rafalafena, como en muchos otros femeninos, comprende una plantilla, de 20 jugadoras, con una gran oscilación entre edades, no en vano, las más jóvenes apenas tienen doce años y las más veteranas superan los 35.

De ellas, el 50% lleva muchas campañas en el mundo del fútbol en diversos conjuntos y tienen un plus competitivo, sin embargo, la otra mitad son chicas que apenas han comenzado a calzarse las botas, eso sí, con la ilusión de dar batalla y ganar experiencia. El míster, José Luis Marín, lleva al equipo desde hace un par de años, un periplo en el que él mismo reconoce que está aprendiendo del fútbol femenino.