Minuto 80, llega la hora del Castellón. Los rivales saben que están en el momento más vulnerable. Poco importa que el resultado, ya sea parcialmente favorable a sus intereses (un empate) o incluso de forma total (una victoria parcial), porque albinegros ponen toda la carne en el asador y acaban decantando el encuentro de su parte. Kiko Ramírez ha convertido a los suyos en los reyes de la zona Cesarini, ya que han marcado siete goles en el tramo postrero de los encuentros, lo que les ha reportado nada más y nada menos que 10 puntos (solo el 3-0 de Charly Meseguer, al Recambios colón, no cambio el signo del partido).

La zona Cesarini es una expresión que alude a la parte final de un evento deportivo. Proviene del nombre futbolista italo-argentino Renato Cesarini, quien tenía la habilidad de marcar en los minutos finales de los partidos. Recordado es el que logró el 13 de diciembre de 1931, en el minuto 89, con una selección italiana que ganó a Hungría por 3-2.

LA RELACIÓN // Volvamos al terreno albinegro. Los orelluts han volteado dos partidos que perdían en el minuto 80 tanto frente al Elche B (del 2-1 al 2-3) como ante el Torre Levante (del 0-1 al 2-1). Además, han decantado, en el descuento o muy cerca de él, otros dos encuentros que empataban: Paterna y Rayo Ibense (curiosamente, en la primera jornada, el Castellón ya venció allí con un gol de Guille Vázquez en el 91’). Ahí están los 10 puntos de más.

El Castellón sí que ha encajado goles en esa zona Cesarini, aunque no le han restado puntos, como el 1-4 del Novelda que sirvió como epitafio a Ramón María Calderé o el 2-1 del Crevillente. El día que más cerca estuvo, fue frente al Orihuela, aunque los alicantinos consiguieron el tanto con que el que Ramírez saboreó su única derrota en el minuto 79.

De los 32 goles, el Castellón lleva 18 en las segundas partes (más de la mitad). Sin embargo, la estadística se intensifica con el actual inquilino del banquillo de Castalia, con 11 en 10 jornadas. ¿Causas? La fe en la victoria, el plus de la mayor forma física que da un sistema de entrenamientos con una mentalidad profesional... Y, cómo no, ese pelín de suerte. H