En Estambul, el mismo escenario donde empezó la leyenda de la generación de oro hace 16 años, en el 2001, España sigue escribiendo su historia sin que se acuse el paso del tiempo. Aquel bronce europeo fue el inicio. Pero no se conoce aún el final. De momento, con su triunfo frente a Turquía, el anfitrión, en un encendido Sinan Erdem Arena, sobreviviendo a una batalla épica (73-56), volvió a los cuartos de final del Eurobasket, ese territorio que ha pisado en todas las grandes competiciones desde aquella cita, donde ahora le aguarda Alemania, que se deshizo de una mermada Francia en su cruce.

Turquía fue un enemigo temible, empujado por el descaro de sus jóvenes, especialmente Korkmaz, autor de 20 puntos, pero la selección supo encontrar siempre respuesta en los momentos más calientes, especialmente de sus dos bases, Ricky Rubio y Sergio Rodríguez, que compartieron muchos minutos en pista.

Contó España, sobre todo en la fase decisiva, con apariciones fundamentales de Ricky con 12 de sus 15 puntos en el último cuarto (abrió el marcador a 66-52 a tres minutos con dos triples claves) y de Juancho Hernangómez, que sumó cinco puntos consecutivos cuando el partido se apretaba por momentos, para acabar con 8 y 4 rebotes.

Ambos dieron así el relevo que necesitaban los Gasol, en un partido en el que volvieron a tener un papel de peso: 11 puntos y 7 rebotes de Pau y 10 y 5 rebotes de Marc. Una vez más fueron clave para que los de Scariolo sellaran una nueva victoria.

CONTROL INICIAL / Intensidad y anticipación, asentaron la defensa de España y le dieron la pausa necesaria en un partido de mucha tensión. A Turquia le costó entrar y, en cambio, la selección jugó con inteligencia, desgastando a su rival. Limitados de inicio Erden y Osman, las dos principales referencias turcas, el marcador empezó a crecer para la selección que construyó un cómodo 19-10 al final del primer cuarto.

A Turquía no le convenía explorar esa vía. Necesitaba un pulso más físico, más minado y embarullado, y lo consiguió a pesar de que, en el camino, su banquillo se llevó una técnica por sus continuas protestas.

NAVARRO, ATINADO / Más exigido en todas sus acciones en la zona, donde suelen manejarse mejor los Gasol, y sin demasiado acierto cara a aro, a España le tocó apretar los dientes para prevalecer. Lo consiguió a través de la defensa, mientras Turquía funcionó a base de rachas, que lograron apretar el marcador (29-25), pero no acabaron de desestabilizar a la selección, que encontró alguna canasta providencial de Navarro para seguir mandando en el descanso (33-25).

La locura se adueñó de la reanudación, convertida cada acción en una batalla y cada canasta en una conquista. Le costó más de tres minutos a los dos equipos sumar y Turquía supo salir mejor de esa dinámica a través de Korkmaz. Subió la temperatura del pabellón y también la adrenalina de la cancha, con los turcos intentando presionar a los árbitros en cada decisión, lo que le costó otra técnica a Sarica, técnico del combinado turco.

Así se entró en un terreno complicado para España, crecida como estaba la selección de Sarica, desgastados por el trabajo físico tanto Pau como Marc. En ese escenario de subidón emocional apareció primero la rebeldía de Juancho (un triple y dos tiros libres) y después, grandisoso, dominador como pocas veces, Ricky Rubio, que marcó diferencias con dos triples y 12 de sus 15 puntos totales para allanar el camino de la selección española tras una agónica batalla.