Lleva siendo el referente del Submarino durante casi una década. Desde que en 2007 Manuel Pellegrini le promocionó para el primer equipo, Bruno Soriano Llidó fue ganándose poco a poco un puesto en el equipo, el cariño de club y afición y, por supuesto, los galones en el vestuario.

Tuvo tres padrinos inmejorables, como fueron Josico, Javi Venta y Marcos Senna, y ha basado todo su éxito en el sacrificio, la humildad y el respeto. Tres valores que le aconsejó a Rodri en la Ciudad Deportiva, con Mediterráneo como testigo.

-¿Cómo fueron sus inicios?

-Comencé en el Villarreal C y Chemo del Solar fue el que me subió al B. Hasta ahí era centrocampista de banda o mediapunta, hasta que Luis García Plaza, en el ‘B’, me colocó de pivote por delante de los centrales. Me sentí muy cómodo y a partir de ahí fui a más. Entonces Manuel Pellegrini se fijó en mí y comencé a estar a caballo entre el filial y el primer equipo, debutando en Mallorca.

-Eso fue en 2006, pero ahí no era del primer equipo. ¿Cómo se produjo su salto al primer equipo?

-La temporada siguiente me hicieron ir en pretemporada a Navata. Tuve mucha suerte porque Josico y Javi Venta se preocuparon por mí. Eran como mis ídolos. Josico ha sido una de las personas que más me ha ayudado en el fútbol. Él fue el que, como capitán me comunicó que iba a tener dorsal. A partir de ahí, también Marcos Senna me ayudó mucho a crecer.

-¿Menudo vestuario ese?

-En la época que me subieron a mí era muy difícil poder jugar, había una plantilla con grandísimos jugadores, futbolistas con mucha experiencia y la gran mayoría internacionales.

-¿Y cuál fue su secreto?

-No era fácil plantarte delante de ellos y pelear por un puesto. Creo que uno de mis secretos estuvo siempre en el respeto. Yo sentía admiración por los jugadores consagrados, que ya eran mis compañeros. Eso es fundamental para un chaval y Rodri está siguiendo unos pasos similares.

-¿Qué la aconseja a Rodri?

-Las personas que suben a un primer equipo creo que deben ser humildes, ser inteligentes, saber dónde tienen que entrar y dónde no, en especial porque si los jugadores más veteranos vemos que entran con ese pie, nos apetece ayudarles. Como es su caso.

-¿Qué es lo que más valora en el fútbol de un futbolista?

-Para mí, en el fútbol lo más importante son los códigos del vestuario, la humildad y el respeto, es una cosa que no se tiene que perder. En el Villarreal tenemos la suerte que los jugadores que están subiendo lo hacen con mucho respeto y siendo conscientes de qué suelo pisan.

-¿Qué debe evitar un canterano?

-Hay que evitar casos como los de jugadores que porque les suben un par de veces se crecen. El fútbol tiene sus etapas. Yo recuerdo que a mí a veces me convocaban con el primer equipo, no jugaba un minuto y estaba ansioso por irme a jugar con el filial. Solo pensaba en competir.

-¿Cómo ve a Rodri?

-Rodri es un jugador muy joven, tiene buena pinta y muchísimo futuro por delante. Debe aprender y creo que está en el mejor sitio para ello, un club donde se prioriza el crecimiento del futbolista. En el tiempo que lleva con nosotros lo veo muy bien, tranquilo, centrado y con ganas de mejorar.

-¿Se siente responsable de asesorar a los jóvenes?

-Yo como capitán tengo la responsabilidad de abrirle la puerta a los que vienen de la cantera. Es complicado ser futbolista tan joven en un equipo de Primera División, y tienes que tener unos valores en tu vida para soportar esa presión, para ser estable y para competir todos los domingos y que no se te suba a la cabeza.

-Y a usted le costó, pero lo logró.

-Recuerdo que cuando estaba en categorías inferiores iba al antiguo Madrigal con mi hermano y le decía que quería ser el mediocentro que jugara cada domingo en ese equipo. Empecé tarde, pero al final lo conseguí. H