Para Santi Cazorla el desenlace de esta temporada tan especial para él, la de sentirse de nuevo fútbolista de élite tras dos años con más presencia en hospitales y clínicas que en terrenos de juego, no ha sido simplemente un final feliz. En su caso, los últimos pasos de la Liga 2018/2019 han sido algo así como un cuento de hadas. Porque precisamente en eso ha convertido el gran regreso competitivo del Mago la inesperada llamada de la selección.

El asturiano vuelve a entrar en una citación de la Roja casi cuatro años después de su última presencia, el 15 de noviembre del 2015 ante Inglaterra, un choque en el que compartió protagonismo goleador con su actual compañero de equipo, Mario Gaspar. Ambos firmaron el 2-0 en el Rico Pérez. Y exactamente 11 años después de su primera toma de contacto con el combinado nacional de la mano de Luis Aragonés, que confió por primera vez en aquel chaval talentoso y risueño del Villarreal un 17 de mayo, pero del 2008. Poco más de un mes después fue uno de los protagonistas del éxito en la Eurocopa. Su sangre fría en la tanda de penaltis de los cuartos de final ante Italia colaboró a forjar la mejor época de nuestra selección.

Aquel prometedor centrocampista de 23 años tiene ahora 34, pero la misma ilusión de entonces. «Por inesperado, ha sido como cuando me llamaron por primera vez», dijo Santi para valorar cómo se sintió al recibir la noticia, de la que se enteró a través de sus compañeros en el Submarino: «Tras el entrenamiento empezaron a corear mi nombre y a felicitarme». Las vacaciones —que Calleja dará nada más concluya el partido de hoy en Getafe— deberán esperar. A Cazorla le esperan Islas Feroe y Suecia el 7 y el 10 de junio para seguir aumentando un palmarés internacional que ya luce espectacular con 77 partidos vistiendo la camiseta de la selección absoluta.

LOS AGRADECIMIENTOS / «Nunca podría haber imaginado un final de temporada como este», decía ayer en la Ciudad Deportiva este exquisito jugador nacido en Lugo de Llanera, y vila-realense de adopción. «Era consciente de que volver al máximo nivel iba a ser complicado tras dos años lesionado, como también que por la edad sería casi imposible volver a jugar con la selección», reconocía visiblemente emocionado, agradeciendo a «compañeros y cuadro técnico» su papel en este cuento de hadas. Sin olvidar al fisio «Juan Carlos Herranz, a Mikel Sánchez y su equipo médico, a la familia...». Y sobre todo a un Villarreal que le reabrió sus puertas cuando pocos confiaban en él.