Finales de marzo del 2004. El Villarreal CF afrontaba ante la AS Roma los octavos de final de la anteriormente llamada Copa de la UEFA, ahora Europa League. Una competición que solo jugarla ya parecía impensable para un club que llevaba muy pocos años en la élite del fútbol español. En la ida, en el antiguo Madrigal, los amarillos habían ganado 2-0.

En la víspera del encuentro de vuelta, un servidor se encontraba en la tienda oficial que el club giallorossi tiene en la Piazza Colonna. Mientras buscaba una camiseta de Totti, algún polo de paseo y alguna gorra, me encontré con Fernando Roig Negueroles.

El dirigente estaba atendiendo unos compromisos pero, a su vez, analizaba el modelo de tienda y merchandising que mostraba el club italiano. Me acerqué a saludarle y dialogamos un rato. «Ojalá algún día podáis tener una tienda así», le dije.

Él me miró y me dijo, «ese es nuestro objetivo a largo plazo, pero todavía nos queda mucho. Además, ellos son un club de la capital de Italia», añadió.

Y razón no le faltaba. Ni en que la Roma es un club de la capital de Italia ni en que el Submarino tendría a medio o largo plazo una tienda de ese nivel, como la que ha estrenado este año en los aledaños de La Cerámica.

Es un claro ejemplo de planificación y hambre de crecer. En toda Europa es reconocible la progresión y proyección del Villarreal a todos los niveles. ¡Ah! Y 13 años después, ambos clubs siguen siendo rivales en Europa.