El albinegrismo está acostumbrado a jugar finales. Finales por promocionar en Tercera, los mismos partidos de los play-off... y, ahora, lo sigue haciendo en Segunda B. Como todo partido a cara o cruz que se precie, tiene una penalización y, a la vez, un premio. No se trata de un título, una clasificación europea, pero salir del descenso, a día de hoy, tiene una importancia capital para el Castellón. Por lo que deportivamente supone --después de meses y meses en la zona de descenso--, pero también por el refuerzo moral, el alivio (casi) definitivo.

Superado lo peor, ese hundimiento total en Paterna, las dos victorias consecutivas, algo aparentemente nimio, fácil de conseguir, han rescatado al Castellón de las catacumbas clasificatorias hasta hacerle aflorar hasta el mínimo de los objetivos: el puesto de play-out (los quintos por la cola de los cuatro grupos quedan emparejados en sendas eliminatorias, cuyos ganadores se salvan y cuyos perdedores, regresan a Tercera). Sin embargo, el panorama se ha abierto tanto, que los albinegros están a mitad de camino (dos puntos) del último, pero también del 12º, con nueve equipos implicados en la lucha por no descender, a falta de ocho jornadas para el final que guardan una pequeña ventaja para los orelluts, pues cinco son en casa.

UNA JORNADA SINGULAR // Esta primera, la 31ª, apenas contempla un duelo directo, el de la Nova Creu alta entre el pujante Valencia Mestalla y el menguante Sabadell. El resto, como el Castellón-Hércules, los de arriba juegan contra los de abajo (o viceversa).

Pasado mañana, los albinegros juegan también en el Mini Estadi (Barcelona B-Teruel) y El Clariano (Ontinyent-Espanyol B), apostando por los dos filiales.

El domingo al mediodía, la atención centrada en tres escenarios: Conquense-Cornella, Peralada-Atlético Levante y Ejea-Badalona. En todos ellos, conviene que los visitantes ganen. Para la tarde (17.00 horas) queda el Sabadell-Mestalla y el Alcoyano-Lleida. Curiosamente, la mayoría de rivales directos juegan en casa.

EL VALOR DE LA VICTORIA // Los albinegros (17º, 32 puntos), para salir de la zona que más quema, deberían derrotar al Hércules y que al menos uno de sus cinco predecesores no lo hiciese, aunque no le serviría el empate, por aquello del duelo entre el Valencia B (18º, 31) y Sabadell (16º, 33).

El Castellón, con dos empates (y una derrota) en las tres primeras jornadas, se mantuvo fuera del descenso directo, a su regreso a la categoría. Pero a la conclusión de la cuarta (2-2 en la visita al Espanyol B), esa igualada provocó la entrada en esas cuatro últimas posiciones, amén de la destitución de Sergi Escobar.

Desde ese día (16 de septiembre), los albinegros siempre, siempre han estado del 17º al 20º. Hace apenas un par de jornadas, con el 1-0 en Paterna, el Castellón tocó fondo: colista y más lejos que nunca de la salvación (seis puntos), distancia que ahora ha reducido a apenas dos. Sí llegó a estar a más distancia del play-out (cinco puntos) que después de sucumbir en la visita al filial che, aunque lo importante es que ha neutralizado esa desventaja a la nada.

FINAL CON CASTELLS // El centrocampista de Sueca trabaja cada día con mayor normalidad, por lo que estará frente al Hércules, aunque no desde el inicio.

Ahora misma, las bajas para la final de dentro de 48 horas son las del sancionado Paco Regalón y el no inscrito aún Elián Guillén, con el mediocentro Theo García (recuperándose de una lesión muscular) y el delantero Jairo Cárcaba (arrastra una pubalgia) convertidos en duda de Óscar Cano, especialmente éste.

El Hércules llegará sin los dos lesionados (el medio Pedro Torres y el delantero camerunés Stéphane Emaná), ni con el lateral izquierdo Nani (el autor del gol del triunfo sobre el Olot está sancionado). Chechu Flores, extremo derecho y capitán que la semana pasada sufrió un leve accidente de tráfico, es duda.