Durísimo, ha sido durísimo. He luchado contra el tricampeón a lo largo del campeonato más largo de la historia, 21 carreras, y esta última ha sido un infierno». Nico Rosberg sabe que es un merecido campeón del mundo. Demostró de qué está hecho con un vital adelantamiento sobre Max Verstappen y aguantando la presión del piloto de Red Bull y Sebastian Vettel en un trepidante tramo final, sin poder defenderse, encajonado tras Lewis Hamilton. El inglés ralentizó la carrera desde el liderato para complicar la vida a Rosberg, desobedeciendo a sus jefes, en una maniobra sucia que recordó las peores actuaciones de Michael Schumacher. Hamilton, su talento, sus títulos, y su sucia maniobra, hacen más grande a Rosberg.

Los dos Mercedes arrancaron sin problemas, pero Verstappen, que partía sexto, trompeó en la primera curva. Perdió posiciones y su equipo decidió cambiar la estrategia: de las dos paradas previstas, decidieron solo una. Así que cuando los dos Mercedes hicieron el primer paso por boxes, Rosberg regresó a pista justo por detrás del joven holandés, la sensación de la temporada por su velocidad, pero también por los riesgos que asume. Si Nico quería acabar entre los tres primeros (su pasaporte al título), tenía que adelantar al niño terrible de Red Bull. «Me lo decían por radio una y otra vez… Claro que sabía que tenía que adelantar a Max, pero no es fácil», relató algo cabreado con los suyos. El más mínimo error podía dejarle fuera de carrera. Pero le adelantó, después de ocho vueltas, lo sobrepasó con una frenada brutal, con la mejor trayectoria para traccionar, con una precisión quirúrgica.

ESTRATEGIA DE SU RIVAL // Hamilton lo vio en sus retrovisores y por las pantallas que jalonan el maravilloso escenario de Yas Marina. Los dos Mercedes efectuaron su segunda parada y, desde ese momento, Hamilton comenzó a rodar más lento, obligando a Rosberg a reducir su ritmo, mientras el propio Verstappen, Daniel Ricciardo y, sobre todo, Vettel, progresaban desde atrás. «Está rodando muy lento, si no quiere ir más rápido tenéis que darme permiso para adelantarle», gritó por radio Rosberg a su equipo. No fue el ingeniero de Hamilton, sino el jefe en el muro, Paddy Lowe, quien avisó a Hamilton: «Si no aumentas el ritmo, no te garantizo que ganes la carrera», dijo Lowe amenazante. Pero Hamilton no hizo ni caso.

Vettel adelantó a Verstappen y se echó encima de Rosberg. «Fue una situación difícil al final, ya que Lewis jugó con algunos trucos sucios», adjetivó Vettel. El alemán lo intentó en dos ocasiones, pero Rosberg guardaba toda su potencia para la recta con nervios de aceros en las tres vueltas finales del GP decisivo.

ENFADO EN MERCEDES // Mientras Lowe, Toto Wolff, los dos ingenieros de pista, y Niki Lauda discutían al final de la carrera con caras bastante serías, Hamilton se hacia el loco. «No sé por qué no nos han dejado competir. No ha habido ningún momento en el que haya sentido que iba a perder la carrera. Es una pena. Pero está claro cómo lo han pensado y de dónde viene esta petición», acusando a su compañero.

Para Nico, hay poco que evaluar. «Es una discusión simple. Se puede entender la perspectiva del equipo y entender la de Lewis», dijo satisfecho, para añadir: «Soy campeón, a pesar de todo, un merecido campeón».