El expresidente del Barça Sandro Rosell lleva en prisión preventiva desde el 25 de mayo del 2017 acusado de un presunto delito económico. Más de 600 días entre rejas. Su abogado ha intentado su libertad varias veces, pero lo único que logró es que en julio del año pasado fuera trasladado a una cárcel de Cataluña. Ahora, ha vuelto a un centro penitenciario de Madrid. Hoy se sienta en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional. «Soy inocente al 100%. Lo único que sé es que me han robado dos años de mi vida», manifestó recientemente el exmandatario azulgrana.

La fiscalía reclama para Rosell 11 años de cárcel y una multa de 59 millones de euros por blanqueo de capitales y organización criminal. Le atribuye haber lavado 19,9 millones de euros procedentes del cobro de comisiones por la compraventa de partidos amistosos de la selección brasileña y su esponsorización por Nike. El abogado defensor del expresidente culé sostiene que las operaciones empresariales «encajan en contratos lícitos» de intermediación propios de los derechos audiovisuales y de fútbol y los honorarios se ajustan a este mercado.

En este proceso judicial también figuran como imputados la mujer del expresidente del Barça, Marta Pineda (se enfrenta a siete años de prisión), el abogado andorrano Joan Besolí (10 años) y otras tres personas. Algunos son considerados testaferros. La fiscalía no actúa contra el expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol Ricardo Teixeira, que ha sido investigado en su país. El ministerio público solicita, además, que Rosell y Besolí sean inhabilitados un tiempo para actuar en el mundo empresarial.

El expresidente del Barça y su mujer percibieron 6,5 millones de euros de los amistosos de la canarinha y, con la colaboración de otros acusados, ayudó a ocultar parte de la comisión de 5 kilos que recibió Teixeira del contrato con Nike. Rosell tiene pendiente otro juicio por una presunta estafa en el fichaje de Neymar.