Los dos Ferrari ya estaban fuera de carrera. Los ojos de toda Italia se pusieron entonces sobre Carlos Sainz, el piloto que se vestirá de rojo en tres meses. Y el madrileño dio toda una exhibición. Luchó por el triunfo hasta la última vuelta después de una remontada final que le llevó al alerón trasero del Alpha Tauri de Pierre Gasly. “Solo una vuela más, solo necesitaba una vuelta más”, se quejó Sainz por radio. No pudo ser. Ganó el francés, Ya habían coincidido en su único podio —Brasil 2019— y el francés logró la segunda victoria para el equipo de Faenza justo en el mismo escenario donde Sebastian Vettel había logrado la primera

Salida decisiva en Monza

Con 600 metros hasta la primera curva, la salida del GP de Italia en Monza acostumbra a ser decisivo junto con la primera vuelta. Y esta vez tampoco fue una excepción. Hamilton y Sainz salieron como tiros, mientras Bottas y Verstappen perdieron tres posiciones. Así que Lando Norris, se vio ante la posibilidad de adelantar a Bottas en la variante de Ascari durante la primera vuelta y no se lo pensó. Primero por fuera, y después por dentro, contacto incluido. Resultó una buena noticia para Sainz porque su compañero, con su mismo coche, se convirtió en la última frontera de coches más rápidos como el Mercedes de Botttas, o el Red Bull de Max Verstappen. Incluso el Racing Point de Checo Perez y el Renault de Daniel Ricciardo rodaban por delante de Bottas y Verstappen en las diez primeras vueltas.

Hamilton lideraba con autoridad y Carlos Sainz rodaba segundo con la mayor solvencia, con el segundo mejor ritmo de carrera. Norris batalló sin cuartel para defenderse de Pérez con un coche 10 kilómetros por hora más rápido en recta. Esas luchas permitieron a Sainz abrir hueco con su compañero. Y Bottas fue más Bottas sin el mágico mapa motor del que echaba mano para realizar algún adelantamiento en carrera en años anteriores, hasta que la FIA los prohibió justo para esta carrera. El finlandés es rápido, muy rápido a una vuelta, pero cuando rueda entre tráfico se vuelve un piloto muy vulgar. Los adelantamientos se le atragantan incluso con un coche un segundo más rápido. En realidad, se le da mal hasta rebasar a los doblados. (Hamilton con el mismo monoplaza, adelantó a ocho coches en el tramo final de carrera).

Así que alrededor de la vuelta 14 de los 53 del gran premio, Sainz y su equipo comenzaron a ver clara la posibilidad de finalizar en la segunda posición, con Bottas, sexto, a más de siete segundos. Y con todas las opciones porque tampoco a las flechas de plata le va bien el tráfico. Acostumbrados a liderar y liderar carreras, el Mercedes de Bottas comenzó a sobrecalentarse en medio del pelotón formado por Norris, Pérez, Ricciardo, Bottas y Verstappen.

Avería de un Hass y cierre del pitlane

El director de carrera desplegó el coche de seguridad en la vuelta 21 por una avería en el Haas de Kevin Magnussen. Pero al mismo tiempo se cerró el pitlane porque el coche averiado estaba en plena entrada a los boxes. Lewis Hamilton y Antonio Giovinazzi entraron igualmente, mientras que el resto de los coches siguieron fuera hasta que dos giros después, se abrió el pit lane. Entraron todos menos Leclerc, Stroll, Gasly, Latifi, Giovinazzi y Raikkonen… Carlos adelantó a Latifi en la reanudación hasta que Charles Leclerc perdió el control del Ferrari en la la Parabólica mientras defendía su tercera posición. Sebastian Vettel había abandonado en las primeras vueltas por un problemas en los frenos. Los dos Ferrari abandonaron un día después de la peor clasificación desde 1983.

Bandera roja

El accidente de Leclerc generó desperfectos importantes en las protecciones de la Parabólica y el director de carrera detuvo la carrera por completo con una bandera roja, una faena para Sainz porque los pilotos que iban por delante pudieron cambiar ruedas, como Lance Stroll, que no había hecho hasta entonces ninguna parada. Hamilton, Stroll, Gasly, Raikkonen, Giovinazzi, Sainz, Norris, Bottas, Latifi, Ricciardo y Verstappen, completaban las once primeras posiciones tras la bandera roja, en la segunda parrilla de salida, sabiendo que sobre Giovinazzi y Hamilton pesaba una sanción de “stop and go”, una parada en boxes de castigo: más o menos 32 segundos de pérdida. El inglés cogió su patinete y fue a ver directamente al director de carrera, Michael Masi, para quejarse de que no había visto ninguna indicación de pit cerrado, pero en la onboard del piloto de Mercedes se vio la luz roja con la cruz en medio, antes de la entrada en el pit, una señal, eso si, que casi nunca se utiliza.

En la resalida, Stroll se fue recto en la segunda variante, volvió de forma peligrosa a la pista por delante de Carlos, pero el español le batió en la primera frenada de la segunda vuelta, una maniobra espectacular que le permitió rebasar al que era líder virtual y principal candidato a la victoria, una vez que Hamilton y Giovinazzi cayeron al final del pelotón tras su parada de sanción.

Carlos Sainz corrió al límite

A falta de 24 vueltas, Pierre Gasly (Alpha Tauri) era líder de la carrera con un segundo de ventaja sobre el Alfa Romeo de Kimi Raikkonen y casi cuatro sobre Carlos Sainz. Cinco vueltas después dio cuenta de el campeón del mundo en la frenada de la primera curva. El siguiente objetivo para Sainz no era otro que el líder Pierre Gasly: 18 vueltas para el final y cuatro segundos de ventaja. La diferencia bajó de tres segundos seis vueltas después. Décima a décima, Sainz fue recortando para situar la diferencia en 2,5 segundos a falta de 10 giros. El madrileño corrió al límite pero solo pudo situarse por debajo del segundo —en situación de abrir DRS— para un ataque final a falta de dos vueltas. Fue una lucha feroz, preciosa, que cayó del lado del francés, pero que no resta ni el más mínimo mérito a Sainz.