Dos acciones al borde del descanso, un gol de volea de Saúl Ñíguez y un penalti parado por el esloveno Jan Oblak al mexicano Andrés Guardado, domaron ayer a un punzante PSV y provocaron un triunfo esforzado del Atlético de Madrid en su estreno en la Liga de Campeones de esta temporada. Una victoria más transcendente de lo que dicta este momento del torneo, la primera jornada, porque es fuera de casa, porque el PSV es un rival exigente y porque tres puntos de principio en una fase que pone 18 en juego son ya al menos un cuarto de camino hacia los octavos de final de la máxima competición.

El Atlético encontró el gol en el minuto 43, en una volea bonita y certera de Saúl Ñíguez tras un saque de esquina y tres rechaces. También Jan Oblak irrumpió de forma decisiva al borde del descanso, para estirarse y repeler un penalti lanzado por Guardado y cometido por Giménez sobre Narsingh, el más peligroso de los holandeses. H