El secuestro de Enrique Castro Quini, fallecido el martes en Gijón, fue perpetrado por unos trabajadores que se habían quedado sin empleo tras cerrar el taller donde trabajaban en Zaragoza. El caso se resolvió en Ginebra. Un policía durmió en un sofá del piso que el jugador tenía en la Gran Via de Carles III de Barcelona hasta la resolución del caso. José Ramón Alexanco, gran amigo de Quini, fue designado como portavoz de la familia. El defensa vasco era quien hablaba con los secuestradores que luego fueron condenados a 10 años de cárcel. Quini los perdonó. Pero lo primero es recordar la cronología del caso.

1 de marzo de 1981

Dos individuos abordan a Quini a punta de pistola. El futbolista se dirigía al aeropuerto a recoger a su mujer Mari Nieves. Al no ver a su marido en el aeropuerto se inquieta y salta la alarma cuando llega a casa y ve que no está. La mujer se pone en contacto con la directiva azulgrana y se avisa al gobernador civil, Josep Coderch, quien moviliza a la Brigada de Investigación Criminal. El presidente Josep Lluís Núñez, el vicepresidente Joan Gaspart y José Ramón Alexanco, íntimo de Quini, pasan la noche en el domicilio barcelonés del delantero.

2 de marzo de 1981

El Barça informa del secuestro. Empiezan a acudir sus compañeros al domicilio del jugador. En la puerta se concentran decenas y decenas de periodistas que inician una guardia que se alargará durante todo el secuestro. La policía localiza el coche del jugador con las puertas abiertas.

El denominado Batallón Catalano-Español se atribuye falsamente el secuestro y lo justifica diciendo que "un equipo separatista no puede ganar la Liga".

3 de marzo de 1981

Mari Nieves, esposa del jugador, recibe la primera llamada de los secuestradores. Se intercambian hasta 21 durante el cautiverio de Quini. Alexanco se convierte en el negociador y portavoz de la familia. Los secuestradores solicitan 100 millones de pesetas a cambio de la liberación.

5 de marzo de 1981

El Barça pide el aplazamiento del partido contra el Atlético y Bern Schuster manifiesta que no está preparado para jugar. La federación decide no alterar el campeonato.

8 de marzo de 1981

Prosiguen las guardias de periodistas frente al domicilio del jugador, en la Gran Via de Carles III, mientras el Barça juega y pierde por 1-0 en el Vicente Calderón. Schuster culpa al presidente Núñez y al técnico Helenio Herrera de haberlos obligado a jugar y también de "perder la Liga".

13 de marzo de 1981

Un industrial de Zaragoza recibe una llamada de los secuestradores. Le ofrecen 10 millones de pesetas para que haga de intermediario. Al día siguiente quedan citados en Logroño, pero los secuestradores no se presentan.

15 de marzo de 1981

Segundo partido del Barça sin Quini, en Salamanca, con derrota por 2-1. La crisis deportiva, a consecuencia del caso, ya es un hecho.

20 de marzo de 1981

Los secuestradores solicitan el ingreso del botín por el secuestro a una cuenta del banco suizo Credit Suisse. El Barça intenta que la firma suiza Omega, con quien tiene un acuerdo económico, realice la operación en Ginebra. Nicolau Casaus viaja a Suiza para supervisar la operación.

22 de marzo de 1981

El Barça empata a cero con el Zaragoza en el Camp Nou entre muestras de solidaridad de toda la afición azulgrana. El título ya está imposible.

25 de marzo de 1981

La policía suiza trabaja codo con codo con la española. Las autoridades helvéticas acceden a la petición del Barça de levantar el secreto bancario. La cuenta de Credit Suisse donde debe depositarse el botín va a nombre de Víctor Miguel Díaz Esteban. Resulta ser uno de los secuestradores que viaja a Suiza para cobrar el dinero entregado por el Barça para liberar al futbolista. Saca un millón de pesetas en dólares. La policía suiza ya está tras sus pasos. Descubren el hotel donde se aloja. Lo siguen hasta el aeropuerto y lo detienen cuando se dispone a tomar un avión con destino a París. El arresto se produce a las 18 horas. Díaz Esteban es interrogado por la policía y enseguida confiesa que Quini está encerrado en los bajos de un taller mecánico situado en la calle Jerónimo Vicens, número 13 de Zaragoza. A las 22 horas, la Policía Nacional entra en el taller, detiene a un segundo secuestrador y libera a Quini.

La plantilla azulgrana en la temporada 1980-1981

Ladislao Kubala inicia la temporada como entrenador. Tras la jornada nueve lo sustituye Helenio Herrera. Los jugadores que forman la plantilla son los siguientes: Pedro María Artola, José Ramón Alexanco, José Antonio Ramos, Antonio Olmo, Rafael Zuviría, Migueli, Bernd Schuster, José Vicente Sánchez, Joan Josep Estella, Allan Simonsen, Quini, Amador, Esteban Vigo, Jesús Landáburu, Paco Martínez, Andrés Ramírez, Francesc Damià Llangostera, Juan Manuel Asensi, Hans Krankl, Lobo Carrasco, Canito, Carles Rexach, José Joaquín Albadalejo, Manolo, Julián Rubio, Joan Vilà, Félix Palomares, Jordi Casas y Ángel Pedraza.

El juicio. 10 años de cárcel

El juicio a los secuestradores se celebra a finales de 1982 en la sección primera de la Audiencia Provincial de Barcelona. Los jueces son Manuel Derqui, José Luis Barrera y Adolfo Fernández Oubiña. El Barça pide una indemnización de 25 millones de pesetas por los daños ocasionados por el secuestro de su estrella. La Audiencia Provincial rechaza los argumentos del club porque "el Barça no puede acreditar los gastos aportados para liberar al jugador". Quini, que renuncia a cualquier tipo de indemnización, contrariamente a sus deseos recibe, según la sentencia, 5 millones de pesetas por los "daños morales" causados por el secuestro. Tampoco, según los jueces, el club puede acreditar "el perjuicio económico" por el secuestro. Los acusados son condenados a 10 años de cárcel por "detención ilegal".

La identidad de los secuestradores

Los cabecillas eran tres trabajadores aragoneses en paro. Colaboraban en un taller mecánico de Zaragoza, que cerró. No tenían antecedentes penales, lo que complicó el trabajo policial. José Eduardo Sendino Tejeda, detenido por la policía en la operación de liberación de Quini, en Zaragoza, había alquilado el sótano donde estuvo el zulo en el que permaneció el delantero. También era suya la furgoneta que trasladó al futbolista de Barcelona a Zaragoza. Entre los tres secuestradores reunieron 250.000 pesetas para financiar la operación.

El secuestrador detenido en Ginebra por la policía suiza tenía en 1981 26 años y se llamaba Víctor Miguel Díaz Esteban. Las autoridades suizas accedieron a la petición española y lo extraditaron por lo que pudo ser juzgado en Barcelona sin problema. El tercer cómplice era un electricista que se llamaba Fernando Martín Pellerejo.

Pellerejo era quien hablaba con Alexanco y los tres raptores trabajaron codo con codo y sin aparentes fisuras entre ellos durante el cautiverio de Quini, aunque al ser simples aficionados iban improvisando sobre la marcha.

Los policías

Francisco Álvarez Sánchez era el inspector jefe que estuvo al frente de las pesquisas policiales. Sus compañeros lo llamban 'El Cerebro'. Nueve policías trabajaron a las órdenes de Álvarez Sánchez. El caso les fue asignado casi por casualidad. Jorge de Haro, un inspector de policía de 26 años y que era malagueño, se instaló en casa de Quini y fue el encargado de coordinar y de decir a Alexanco lo que debía hablar con los secuestradores. A De Haro le entregó el presidente Núñez una maleta con 100 millones de pesetas para que la vigilase. Dormía en un sofá que había en el domicilio del delantero. Este policía también viajó a Ginebra para ayudar --no podía intervenir-- a sus compañeros suizos en la operación. Jorge de Haro se hizo muy amigo de Alexanco. De esta amistad también fue partícipe Quini. Durante los tres años siguientes a la liberación los tres se encontraron en diferentes ocasiones.