La sensacional temporada que realizó Rebeca Castell con el Balonmano Castellón y que supuso el ascenso a División de Honor del club de la capital de la Plana tras varios intentos fallidos no pasó desapercibido para los mejores equipos de la élite, que el pasado verano lucharon por hacerse con sus servicios. Y finalmente fue el Atlético Guardés, vigente campeón de la Liga Iberdrola, quien incorporó a la jugadora castellonense, que después de toda una vida en el club de su ciudad, a sus 23 años, dio un salto esperado desde hacía tiempo, pero que no se produjo porque tenía el objetivo de subir con el Castellón.

Un vez logrado este reto se enroló en el conjunto gallego, sabiendo que durante la actual temporada debería visitar el pabellón Fernando Úbeda Mir. Y será hoy cuando se celebre este partido, que como es lógico será muy especial para Rebeca Castell. «Supongo que por momentos será algo caótico, ya que estaré cerca de las que siempre han sido mis compañeras, pero no compartiré vestuario ni banquillo con ellas. Será una sensación muy extraña, ya que estaré en mi ambiente, pero con el equipo visitante. Estoy convencida de que se me escapará alguna lágrima», augura.

Y como actual jugadora del Atlético Guardés espera llevarse la victoria, puesto que los puntos son importantes para acercarse al liderato —marchan terceras a seis puntos del primero, aunque con un partido menos—, pero al mismo tiempo tiene muy presente a su exequipo. «Como es evidente quiero ganar, pero por otra parte también quiero que el BM Castellón se mantenga otro año en la categoría y su actual situación es delicada», argumenta.

Rebeca Castell desea lo mejor para el club en el que se formó, pero también pretende crecer como jugadora en el Atlético Guardés. «Hay diferencias en muchos aspectos, como la intensidad de los entrenamientos. Son más duros, más exigentes y realizamos más sesiones. Las exigencias son máximas, puesto que también competimos en Europa», comenta la castellonense, aunque por circunstancias aún no ha podido debutar a nivel continental.

De la retirada a la élite

Pero si Rebeca Castell sigue jugando es porque el pasado verano abandonó el club de sus amores. «Estoy muy agradecida al Castellón, pero si me quedaba no hubiese podido jugar, ya que había encontrado trabajo y hubiese tenido que dejar la pista, porque los horarios eran incompatibles con los entrenamientos», señala. Por suerte, aunque lejos de casa, puede seguir demostrando la gran calidad que atesora.