Fue un buen día, muy bueno, para Simon Yates. Solo fue una jornada regular para un Alejandro Valverde que aspiraba a capturar el jersey rojo que sigue en poder del corredor británico. Fue casi desastroso para un Nairo Quintana a quien la lógica le obliga, o condena, según se mire, a trabajar estratégicamente para su compañero murciano. Pero, sin duda, fue una etapa enorme, magnífica, extraordinaria, de un valor incalculable, para Enric Mas, que se confirmó como el más grande valor de la cantera española. Ya es quinto de la general y aspira al podio definitivo de Madrid.

Valverde no lo hizo ni bien, ni mal. Cedió siete segundos que no tenía calculados en una contrarreloj que era más para un especialista en este terreno que para un corredor hábil en la montaña. Eso sí, sigue con todas las opciones para ganar la Vuelta. Yates, en cambio, se puso en la ruta cronometrada (32 kilómetros), entre Santillana del Mar y Torrelavega, el traje de faena. Al final le sacó siete segundos a Valverde en una contrarreloj que se llevó el australiano Rohan Dennis.