Mientras Usain Bolt se mantiene desaparecido en busca de la máxima concentración para lograr una recuperación completa de su lesión, y Neymar Jr. asimila el abucheo de Brasilia tras el empate a cero de la 'canarinha' con Irak, todas las miradas en los Juegos Olímpicos de Río 2016 se fijan ahora en Simone Biles, una gimnasta que no llega al metro cincuenta de estatura pero que lleva dentro una potente nave espacial de altos vuelos.

Biles y sus cuatro compañeras del equipo estadounidense de gimnasia artística, entre ellas la campeona olímpica Gabby Douglas, y Aly Raisman, oro en Londres 2012 en suelo y bronce en barra ('viga' dicen los brasileños), arrasaron en el primer día de competición (el domingo) por equipos en el Río Olympic Arena, superando a Rusia y China por 10 puntos, nada más y nada menos. Una superioridad aplastante del equipo estadounidense que, al término de la última jornada, otorgó el oro a las estadounidenses con 184,897 puntos, por 176,688 para Rusia (plata) y 176,003 para China (bronce), con Biles por encima de todas las demás en salto, barra y suelo..

SOLO FALLA EN LAS PARALELAS

Desde los Juegos de Los Ángeles en 1984, el equipo de gimnasia femenino de Estados Unidos se ha visto casi siempre adelantado por las rusas y las grandes individualidades del Este europeo. A partir de los Juegos de Pekín en 2008, también por las chinas. Pero un año después de Londres-2012, la explosión de talento de Simone Biles lo ha cambiado todo y su enorme empuje parece haber tirado de sus compañeras de equipo hasta situar a las gimnastas de las barras y estrellas como primera potencia mundial de la especialidad. Por lo visto desde el domingo, la diferencia es tan grande con las demás que las finales y las medallas se las van a repartir dentro del mismo equipo.

Su fuerte es el suelo, aunque la actuación de la tejana en la 'viga' dejó boquiabiertos a público y especialistas. Su único punto débil son las paralelas, en las que la habilidad técnica cuenta más que la potencia, de la que Biles parece ir sobrada.

IMPECABLE EN EL SUELO

El dominio del espacio y la aparente ingravidez de Simone Biles parecen haber desatado la euforia entre los aficionados a la gimnasia.Su ejercicio de suelo está fuera del alcance de cualquier otra gimnasta (doble campeona mundial en suelo y barra en 2014 y 2015), y hay quien asegura que en Río podría superar al mito de Nadia Comaneci, el gran referente de este deporte a nivel universal.

El gran icono de la gimnasia estadounidense hasta ahora,Mary Lou Retton, ha pronosticado que Biles lleva camino de convertirse en la mejor gimnasta de la historia. La menuda Simone (1,45 metros de altura y 52 kilos de peso) es capaz de estar más tiempo y espacio que ninguna otra atleta en el aire gracias a una carrera cortísima pero suficiente para imprimir una potencia increíble a sus piruetas, inigualables para el resto de las gimnastas. Las previsiones más optimistas apuntan a que será capaz de ganar las cinco medallas de oro a las que aspira.

UNA MADRE DROGADICTA

Con apenas 7 años de edad, Simone ya deslumbraba a los técnicos en Spring, Texas, dónde se mudó desde Columbus con sus hermanas para ser atendida por sus abuelos mientras su madre intentaba superar una adición a las drogas. Con 19 años, Simone es la primera gimnasta en la historia en ganar tres títulos mundiales consecutivos.

Un prodigio, una esponja capaz de asimilar un ejercicio que normalmente requiere años de preparación en tan solo tres jornadas de entrenamiento, asegura su entrenadora Aimé Boorman. Su ejercicio predilecto en suelo es un doble mortal con medio giro y aterrizaje ciego. Una maravilla imposible para el resto de sus rivales, que además lleva el nombre de su autora, 'El Biles'.

MUCHA DIFERENCIA CON LAS DEMÁS

La campeona olímpica en Pekín, Nastia Liukin, profetiza que Simone Biles conseguirá la mayor distancia en puntuación con respecto a la segunda clasificada, puede que un número entero, muy por encima de las décimas habituales entre los tres medallistas.

Tras la competición del domingo pasado, Biles domina la clasificación individual excepto en paralelas, lo que le da el paso directo en la final de los otros tres aparatos. Con 62,366 lidera la tabla, seguida de Raisman con 60,607 y Douglas (60,131). La única mala noticia para el equipo estadounidense es que Douglas se queda fuera de la final ya que el reglamento impide disputarla a más de dos gimnastas del mismo país.