Sin goles no hay paraíso. El Eibar apenas tiro un par de veces entre los tres palos. Y con tan poco bagaje le bastó para ganar y avivar su sueño europeo a costa de un Villarreal que ahora mismo es un equipo inofensivo cuando encara los metros finales. Anoche dispuso de hasta cinco ocasiones de gol, alguna muy clara, pero su inoperancia arriba es alarmante. No fue un partido brillante de los amarillos, pero sí que generó lo suficiente para no marcharse con su marcador de goles a favor a cero. Todavía conserva renta para aguantar en plazas europeas, pero sigue dejando pasar oportunidades. No se pueden fallar ocasiones tan claras como las que tuvo Ünal. Así es muy complicado ganar. El Eibar lo tuvo demasiado fácil.

Ipurua sufrió una transformación radical en apenas unas horas. De estar totalmente cubierto de nieve, el césped pasó a estar en condiciones aceptables para el fútbol. Calleja decidió dar descanso a varios de sus jugadores importantes ante la carga de partidos de la última semana y el inminente próximo compromiso del sábado ante el Girona. Cinco cambios, 4-4-2 sin rombo y Roger Martínez y Raba como las grandes sorpresas, o novedades, en el once.

El Eibar no sorprendió a nadie. Sus señas son tan claras e identificables como efectivas. Y el Villarreal las conocía. Había que tapar bien las bandas e intentar evitar la presión que ejercen muy arriba los eibarreses, intentando un fútbol más directo. Los conceptos eran claros, pero la teoría es una cosa y la práctica otra. Al Submarino le costó mucho elaborar, porque el conjunto de Mendilibar no le dejó ni respirar. Víctor Ruiz y Álvaro sufrieron horrores para sacar el balón y en el centro del campo faltaba materia gris.

El Eibar lo tuvo claro siempre, robaba el balón y sus transiciones eran muy rápidas. Además, no perdonó cuando dispuso de su primera ocasión para marcar al filo del cuarto de hora, en una de sus jugadas de manual, explotando la banda, centro al área, y en medio del desajuste defensivo de los amarillos Kike García batió a Asenjo. Máxima eficacia.

Una cualidad que no lució el Villarreal. El gol se cotiza muy caro desde la marcha de Bakambu. Ünal trabaja, muestra detalles interesantes, pero las luces se le apagan cuando tiene que poner el punto de mira en la portería rival. El turco dispuso de dos ocasiones para que un 9 se luzca y estuvo totalmente desafortunado en ambas. En la primera superó al portero eibarrés y erró en el remate final, aunque un tanto esquinado pero con todo el arco para él. La segunda, en un pase medido de Raba, que le dejó delante de Dmitrovic con ventaja, que dilapidó al intentar acomodarse con cierta tosquedad la pierna para el tiro y todo quedó en el ¡ay! Dos oportunidades que un equipo puntero no puede desperdiciar.

El Villarreal se quitó de encima la presión del Eibar en los minutos finales del primer tiempo y empezó a sentirse más a gusto, pero no se lograba hacerle cosquillas a la defensa local. Al Submarino le falta fútbol. El juego de los amarillos era demasiado plano. Y su rival se sentía a gusto para conservar el 1-0. Urgían cambios para reactivar al Villarreal, que no sufría pero tampoco inquietaba al Eibar… pero perdía 1-0.

Calleja movió el banquillo y dio entrada a Bacca, para darle más mordiente al ataque, y a Trigueros, con el fin de inyectarle neuronas al centro del campo. Lejos de mejorar, los amarillos empezaron a pasarlo mal. El Eibar se vino arriba y comenzó a conectar su juego de canalización a las bandas, que pasaron a estar peor defendidas por parte del Submarino, y a meter balones al punto de penalti. Y llegó el tercer cambio con la entrada de Fornals. Calleja apostó por el talento. Todo a una carta.

OPORTUNIDADES DE EMPATE / La reacción llegó en los últimos 15 minutos. El Submarino le puso un punto más de agresividad y consiguió tener el balón. Roger Martínez enganchó una volea que llevaba pólvora pero se encontró con Dmitrovic. Raba, minutos después, encaró la portería armera, pero escorándose demasiado del ángulo de tiro. El Villarreal buscaba el empate con desespero y volcado en el campo del Eibar. Roger y Raba volvieron a crear peligro, pero siempre se disipaba todo en los metros finales. Mientras el Eibar seguía mordiendo como pedía Mendilibar en la previa del encuentro. La última oportunidad llegó en una acción a balón parado que se le escapó a Álvaro por muy poco. Tan poco como lo que hizo el Eibar para llevarse los tres puntos, y tanto lo que le cuesta a este Villarreal ganar los partidos. Con esa inoperancia en ataque es complicado ganar. El Eibar se acerca y la plaza europea se complica.