Hace siete años que tiene fijada su residencia en Cataluña, pero su nombre, Lidón, delata su origen. Muñoz del Campo, para más señas. Esta castellonense de 21 años —cumplirá los 22 en diciembre— se coronó al pasado fin de semana reina del Campeonato de España de natación en piscina corta, un título que, lejos de ser heredado, le ha costado muchas horas de esfuerzo, además, lejos de la familia, en su exilio voluntario en Barcelona. Cuatro títulos individuales (en los 50 y los 100 mariposa, y en los 50 y los 100 libre), se suman a una plata (200 libre) y a otros cinco primeros puestos en las pruebas de relevos junto a sus compañeras del CN Sant Andreu. A esto, súmenle dos récords de España, en los 50 libre y en los 4x100 estilos. El sacrificio ha valido la pena. «En las últimas semanas hice un paréntesis en todo lo que no fuera la natación. Ni siquiera tuve a mano un móvil», dice Lidón, ahora «reorganizando» su vida cotidiana y sus estudios de tercero de Medicina que cursa en la Universitat Autònoma de Barcelona, aunque muy pronto, a partir del 13 de diciembre, deberá hacer un nuevo kit kat. Ayer, a última hora, la federación le remitió una invitación para participar en el Europeo de Budapest, una cita con la que no contaba.

La rutina de entrenamientos continuará tan espartana como siempre. «Antes de las seis de la mañana ya estoy en la piscina; después a la universidad y de nuevo a entrenar por la tarde». Seis horas en total, salvo los jueves, el día libre que le da su entrenador, Jordi Jou, el hombre que también ha tutelado la carrera de Jessica Vall, la mejor bracista de la natación española y compañera de equipo de Lidón. «Su trabajo es clave para afrontar citas como este último Nacional, en el que debes afrontar tantas pruebas en tan pocos días», apunta la castellonense que, de momento, solo necesita ejercitar el físico para explotar. Hasta ahora ha sabido aguantar a la perfección la carga de estrés mental. «La carta del psicólogo me la guardo para más adelante», indica Lidón.

Para ella, superar de forma tan abrumadora los resultados del pasado año en el mismo Campeonato de España de 25 metros —«fue un oro en los 50 mariposa, una plata y un bronce», enumera— es la constatación de que la fuerte «apuesta» que realizó apenas siendo una niña fue la correcta. Con 14 años abandonó Castellón en busca de su sueño. El «total» apoyo de sus padres ayudó. Dejó el club de la infancia, el Castalia, y se enroló en el Mediterrani, paso previo al Sant Andreu, con el que dentro de tres semanas tenía previsto competir en la Copa de España por equipos, una cita ahora en el aire por el Europeo. «No hay descanso», apunta.

Juegos Olímpicos

Por supuesto, el sueño olímpico está dentro de sus planes, ese sueño que el pasado verano se le escapó a última hora. «Incluso llegué a estar dentro del equipo», recuerda la sirena castellonense, pero el tren de Río pasó y ahora espera estar en la estación correcta cuando pase el de Tokyo, en el 2020. La progresión es la adecuada. «Lo bueno es que yo sé que ahora mi nivel está bastante por encima que el del año pasado, cuando casi conseguí entrar en la lista de los JJOO. Así que me refuerza», esgrime esta nadadora «versátil», que combina con naturalidad el crowl y la mariposa para evitar encasillarse en una única especialidad: «Para la cabeza es buena la variedad. Puede llegar a saturar nadar un solo estilo».

Mientras el triunfo le ha llegado en Cataluña, Lidón también mira de reojo el futuro de la natación castellonense, a la que le augura «buena salud» con realidades y futuras promesas que irán forjándose en la pileta olímpica de Salera, «la mejor piscina de la Comunitat Valenciana». Palabra de Lidón. Palabra de una nueva reina para la natación española.