El Castellón despide octubre, a punto de cumplirse el primer tercio del campeonato, a cinco puntos del cuarto y a ocho del primero. Una situación que este verano, al albur de los 10.000 socios, la repesca de Frank Castelló, las renovaciones de Enrique o Arturo y fichajes como Cubillas o Iván Sales, nadie imaginaba. La nueva directiva siempre ha pregonado que este era un proyecto ganador, frase que reforzaban con la afirmación de que contaban con la mejor plantilla posible... pero la realidad es otra muy distinta. Castalia ha pasado de la ilusión a la preocupación por una situación comprometida.

Hace más bien poco que Vicente Montesinos se refirió a la adversa situación deportiva. El pasado martes, en el anuncio de la próxima junta de accionistas y en el proyecto de ampliación de capital, el presidente habló de «confianza plena» en la plantilla y cuerpo técnico, negando, incluso, la existencia de ultimátums. Fue antes de un nuevo fiasco (el empate de Orriols perdió valor horas después, a medidas que La Nucía, Eldense u Orihuela, aunque con apuros, sacaban adelante sus partidos), ensanchando las distancias clasificatorias. El Castellón se obliga a ganar los seis puntos en juego de esta semana (los tres del miércoles frente al Paiporta en Castalia y los tres del domingo en Silla), si no quiere verse expuesto a las consecuencias de las primeras medidas drásticas de la directiva.

Después de 11 partidos (los cuatro primeros han disputado ya el mismo número de encuentros), sensaciones y resultados han tendido a encontrarse. El Castellón solo ha sido netamente superior en la primera parte contra el Buñol y frente al Villarreal C, aquí frente a un rival demasiado bisoño, en el único partido ganado con solvencia y sin sufrir hasta el final. Aquí encontramos el principal suspenso, todos esos puntos que se han escapado en el descuento y poco antes del 90, territorio, más que del entrenador, de los futbolistas. El caso es que los albinegros solo han ganado uno de sus últimos encuentros.

Está siendo un ejercicio de supervivencia, justo cuando este Castellón estaba llamado a mucho más. Sostenido en puntos como el del sábado, en rachas como la que presenta a domicilio, donde no pierde pero donde encadena cinco empates, perjudicado ya por las dos derrotas en Castalia... Lejos de la media inglesa pretendida por Castelló (cinco puntos por debajo, concretamente).

Un equipo lastrado por las dudas que se transmite desde el banquillo, sí, pero también por la desaparición de aquellos futbolistas llamados a ser determinantes. Un panorama que sin ser aún catastrófico, sí es alarmante, puesto que pone en riesgo, incluso, la disputa de los play-off.