El Villarreal fichó con Roberto Soldado un magnífico 9 en el campo y un excelente 10 para el vestuario. Su contratación no fue fácil. Roig Negueroles tuvo que echar mano de fina y delicada estrategia para traerse a uno de los grandes delanteros que ha dado el fútbol nacional y por quien el Tottenham pagó 30 millones al Valencia. El consejero delegado hizo un gran esfuerzo económico, y Soldado también, porque aceptó reducir sus contrato para regresar a LaLiga. En el pack iba el Soldado futbolista y el Soldado carismático que tira del carro también fuera del césped. Una grave lesión le impidió ponerse las botas, pero nunca durante esos seis meses apartado del olor a hierba y del ruido de los estadios dejó de ayudar al grupo.

La gente que siempre va de frente ofrece un plus. Soldado no entiende de tópicos y aunque ha moldeado su carácter políticamente poco formal, porque tampoco sería fiel hablar de incorrecto, nunca esconde sus opiniones ni oculta sus ideas. Se muestra como en el campo, sin trampa ni cartón. Durante una hora dejó claro en la redacción de Mediterráneo que Escribá tiene con él un 9 y un 10 para el campo y para la caseta. Le queda un año de contrato, pero la renovación de Soldado será otro de los puntos de la agenda de Roig Negueroles para las próximas semanas. Raza, carácter, talento, veteranía y profesionalidad. Echando mano de tópico futbolero, un Soldado con galones de coronel.

—Es curioso, pero sus inicios en el fútbol fueron la antítesis de lo que ha sido su carrera profesional.

—Es verdad. Comencé de portero en el Don Bosco, pero fue mi padre, que en su día fue delantero, quien me inculcó que si quería llegar a algo jugase de atacante.

—¿Cómo ha evolucionado el Soldado de hace unos años y el actual?

—Desde que fui a la Premier cambié el chip y ahora veo las cosas de otra manera. Creía que en el Tottenham iba a disfrutar y no fue así. La verdad es que fue duro, en especial cuando echaron a Villas Boas, que fue el entrenador que apostó por mí. Mi familia, además, también sufrió muchísimo porque el cambio fue muy brusco en cuanto al clima y al idioma.

—Algo positivo se llevaría de la experiencia en Inglaterra.

—Debemos reconocer que existe muchísima diferencia entre cómo se vive el fútbol en la Premier y en la Liga. En Inglaterra con mucha más pasión; en España estamos a años luz. Pero, por encima de todo, lo que más me asombró de la Premier fue el respeto que los aficionados tienen con los futbolistas y entrenadores.

—¿Un ejemplo?

—Recuerdo que perdimos por 0-5 en casa ante el Liverpool y cuando íbamos a los coches nuestra afición nos paraba, aplaudía, nos animaba e incluso nos pedía autógrafos. En España tendrías que esperarte dos horas para evitar que nadie te recriminara nada.

—¿Podría ser un tema educacional? En los últimos días hemos vivido con mucha vergüenza el mal ejemplo de algunos padres en partidos de fútbol base.

—El respeto que se predica en Inglaterra es un ejemplo a seguir, y también en el fútbol base, donde a los padres no se les permite gritar o protestar en las gradas. Si eso pasa, se suspende el partido. Lo que pasa en España es una vergüenza. Y encima, los adultos, que tendrían que dar ejemplo, no lo dan. Hay que concienciar a la gente joven de que respete, a la gente mayor será difícil cambiarla.

—A usted tampoco es fácil cambiarle a estas alturas. Su carácter dentro del campo es el que es.

—La verdad es que hay mucha diferencia entre el Soldado que se ve dentro del campo y el de fuera. Considero que durante mi carrera mi carácter a veces me ha perjudicado, pero sin él no sería ni la mitad del jugador que soy.

"A veces el carácter me ha perjudicado, pero sin él no sería ni la mitad de futbolista que soy”

—¿Nota que los árbitros ya le tienen cogida la matrícula?

—Seguro que me conocen; además entre ellos hablan. Pero más o menos a cada uno sabes como llevarlo, sabes como es cada árbitro.

—Hablando de árbitros, el pasado sábado pilló un buen rebote después de los errores de bulto en las jugadas clave ante el Eibar.

—Sobre todo en las manos tan claras en su área. El árbitro decidió no pitar el penalti y seguro que lo vio. Sufrimos una falta de respeto.

—Sin embargo, fuera del césped es mucho más tranquilo, aunque no es usted de los que se callan.

—A veces creo que tendría que corregirlo, porque fuera del campo soy totalmente diferente, y los que me conocen lo saben. Eso sí, una cosa tengo clara, siempre diré lo que pienso y seré fiel a mis principios, y al que no le guste que mire para otro lado, siempre respetando a todo el mundo. Ante todo somos personas.

—Con Soldado no hay término medio. O se le quiere o se le odia.

—Soy como soy y me gusta ser así, aunque con la edad te vuelves más comedido. Siempre me han querido en todos los clubs en los que estado, incluidas sus aficiones, y es curioso que las de los rivales me odian. Pero estoy encantado de que las aficiones rivales me odien.

—La del Valencia ha pasado por los dos sentimientos. Le han querido a rabiar y desde que llegó al Villarreal no tienen demasiados buenos deseos hacia usted.

—En Valencia disfruté muchísimo y fui muy feliz.

—¿Alguna vez se le ha pasado por la cabeza poder volver al principal club de su ciudad?

—Soy de allí, pero mi etapa en el Valencia ya terminó. Nunca he pensado en volver.

—Su presente pasa por el Villarreal, ¿un club que encaja en los valores que defiende?

—Uno no es plenamente consciente de lo que es el Villarreal hasta que está dentro. El club te pone todo tipo de facilidades, te ayuda en lo que sea, e incluso los empleados y el resto de trabajadores quieren al club como algo suyo, y eso es un éxito de los dueños de la entidad.

"Ojalá esté más años. El dinero no se mira tras malas experiencias en Londres o Valencia"

—¿Un trato que se aprecia más cuando llegan malos momentos?

—A mí, por ejemplo, cuando estaba lesionado, si me hacía falta una máquina que mejoraba la recuperación, a la semana ya me la habían traído y puesto a mi disposición. Por eso lo futbolistas debemos ser consecuentes y las exigencias tienen ser grandes, por nuestra parte más que nadie.

—¿La fama se lleva mejor en el Villarreal que en otro club más, digamos, mediático?

—Tenemos que estar orgullosos del club en el que estamos. En el Villarreal se vive muy bien; la gente te respeta. Me explico. Es muy relajante llegar a la Ciudad Deportiva y que te reciban tres o cuatro niños para una foto. En el Madrid, en el Valencia… incluso en Londres era imposible.

—Es el precio de la popularidad.

—La fama al jugador le gusta, es algo bonito, pero a la larga te perjudica. Yo lo paso mal cuando estoy con mi mujer y mis hijos y la gente te molesta.

—¿Cómo ve a la afición amarilla?

—El Villarreal tiene una gran afición, pero a mí me gusta ser claro. La necesitamos más, debe ser más pasional, más viva en los partidos. Deben saber que para nosotros son importantísimos e involucrarse mucho más en el equipo.

"El Villarreal tiene una gran afición, pero la necesitamos más; debe ser más pasional y viva"

—Este año han vivido algunos sobresaltos.

—Es normal que en enero y febrero tengamos un bache, pasa todos los años y, por lo general, a todos los equipos.

—En ese tramo llegó la inesperada goleada encajada en casa ante la Roma en la Europa League. ¿Ha sido el palo más duro de lo que llevamos de temporada?

—La derrota contra la Roma en casa fue un punto de inflexión. El equipo ahora ha mejorado. Pero no creo que haya sido el palo más duro; el más duro de esta temporada fue la eliminación ante el Mónaco, además porque veníamos de una semana complicada. La verdad es que no había peor forma de afrontar una previa de Champions.

—Menuda papeleta tuvo que afrontar Fran Escribá.

—Todos los cambios son complicados. Probablemente, el gran mérito de Escribá fue parar el golpe, porque no era fácil. Además, el míster ha conseguido una cosa muy difícil, que el equipo sea siempre regular.

—Y tanto. Casi toda la temporada en plazas europeas. Pero ¿se puede mirar más allá? ¿Se puede lograr la cuarta plaza todavía?

—Tenemos que ser realistas y ver que finalizar cuartos será muy complicado. Pero no porque sea difícil vamos a dejar de intentarlo. Quedan 27 puntos hasta el final de la Liga y si no logramos alcanzar plaza de Champions será un palo, pero tendremos la Europa League, que también es una gran competición.

—Llama la atención que la buena campaña del Villarreal no se vea correspondida con jugadores en las convocatorias de la selección. ¿Le sorprende?

—Me gustaría reclamar más protagonismo en la selección para los jugadores del Villarreal. Me hace gracia cuando dicen los medios que Roque Mesa y Jonathan Viera [Las Palmas] pueden ir y, sin embargo, nadie habla de Manu Trigueros o de Bruno, que han dado un nivel infinitamente superior y merecen una oportunidad. Si el Villarreal tuviera el tirón mediático de otros equipos, creo que los dos hubieran sido convocados, pero… Los propios jugadores del Villarreal somos los que tenemos que ensalzar más la marca Villarreal.

—¿Espera regresar algún día a vestir ‘la Roja’?

—La verdad es que no me he planteado esa posibilidad. A la edad que tengo he aprendido que lo primero es disfrutar y dar lo máximo para el club por el que trabajo, que es el Villarreal. Si luego llega la opción… pues es un premio añadido. Lo que sí tengo claro es que representar a mi país es lo más grande.

—Usted sobrepasa la treintena. ¿La edad es un hándicap?

—Para ir a la selección no hay edad. El ejemplo es Aduriz. Lo que está haciendo es la leche.

—¿Y en el Villarreal? ¿Tendremos Soldado para rato?

—Me queda una temporada más y por ahora no estamos en conversaciones, pero ojalá pueda seguir muchos años más aquí. Sinceramente, no veo un sitio en el que pueda estar mejor que aquí.

"El del Villarreal es el único vestuario en el que no he visto ovejas negras. Cantarían mucho"

—¿A pesar de que sea un club que quizás no pueda competir con otros en el tema económico?

—Cuando has vivido malas experiencias, como en Londres o, al final, en Valencia, lo que menos mira uno es el dinero. En mi caso, desde cuatro meses antes de cerrarse mi fichaje ya sabía que era aquí donde quería venir. Y eso es mérito del club, ya que a la mayoría de jugadores de la Liga les gustaría venir al Villarreal por encima de otros clubs históricos.

—¿El vestuario del Villarreal tampoco tiene demasiado que ver con el de un grande?

—El del Villarreal es el único vestuario en el que no he visto ovejas negras. No pega ese tipo de jugador en este club. Solo por vergüenza dejaría de serlo, cantaría mucho.

—¿Se hacen amigos en el fútbol de élite? Díganos uno.

—Arbeloa. Coincidimos muchos años en el Real Madrid y es de las personas que más me han ayudado en el fútbol.

—¿Y en el Villarreal? ¿Quién le ha sorprendido más?

—Si me preguntan como jugador, sin duda, Trigueros. Es un futbolista que ha ido creciendo y que tiene una calidad que me ha llamado mucho la atención. Y, además, tiene mucho margen de mejora. Y digo Trigueros porque a Bruno a dos mil kilómetros ya se le veía el nivel que tiene.

"Todos tenemos la ilusión de una final y ganar un título para el Villarreal. El club se lo merece"

—¿Hay potencial para un título?

—Hay que ser realista y tener claro que es difícil. Pero todos tenemos ese sueño, jugar una final y ganar un título para el Villarreal. El club lo merece. Ojalá sea pronto.