Clos Gómez, el árbitro aragonés que dirigía el Sporting-Athletic, ordenó detener unos segundos el partido por gritos racistas a Iñaki Williams, el delantero del conjunto vasco. No se había superado la media hora de partido, y aún con 0-0 en el marcador de El Molinón, decidió suspender el encuentro durante unos instantes ese encuentro haciendo uso de esa potestad que tiene. En la segunda parte, el Sporting, que incluso falló un penalti (lo paró Gorka), arrasó al Athletic (2-1), con goles de Cop (m. 50), Víctor Rodríguez (m. 53) y Viguera (m. 86) a centro, precisamente, de Williams.

Remitieron los gritos y el partido continuó. Pero el árbitro podía haberlo suspendido y ahora el Sporting, según fija la normativa de la Liga de Fútbol Profesional, se expone al cierre parcial de una de las gradas del Molinón donde surgieron esos gritos. Williams, que tiene 22 años, es un jugador vasco cuyos padres son liberianos, continuó el partido ajeno a la polémica que acabó con la derrota del Athletic.