Stan Wawrinka puede haber vivido durante toda su carrera a la sombra de su compatriota y amigo Roger Federer, pero tiene el tenis para merecer sus propios focos. El suizo ha sido uno de los talentos aplacados por la era de dominio del llamado Big Four(Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray) pero ya había demostrado ser el único capaz de hacerle brecha con dos grandes. Este domingo, en el Abierto de Estados Unidos y frente a Djokovic, Stan the Man ha sido Stan the Champ.

Con una victoria 6-7 (7-1), 6-4, 7-5 y 6-3 sobre el número uno del mundo Wawrinka ha sumado en Nueva York, a los 31 años, su tercer Grand Slam tras el Abierto de Australia de 2014 y el Roland Garros de 2015. No está de más recordar que ya tiene tantos como Murray. Y como reconocía Djokovic tras la derrota cuando se le preguntaba si hay que hablar ya del “Big Five”, “sin duda (Wawrinka) merece estar en esa conversación”.

La del US Open es la undécima final consecutiva a la que llega Wawrinka de la que sale con victoria, un dato que confirma lo que sabe todo el circuito: que se crece en los partidos grandes, o que “juega su mejor tenis cuando más lo necesita”, algo que advertía Djokovic antes de salir al Arthur Ashe. Y es algo que se vio durante las casi cuatro horas siguientes que se extendió el partido. Porque aunque el serbio empezó dominando y se llevó el primer set, necesitó llegar hasta el tie-break para conseguirlo. Y a partir del segundo, aunque el duelo se libró de tú a tú, fue Wawrinka quien jugó arriesgando y ajustando más y Djokovic quien dejó escapar juegos decisivos con errores no forzados y problemas con su servicio.

El suizo, que había llegado a la final tras pasar casi el doble de tiempo en pista en el torneo que Djokovic (ante el que se retiraron tres rivales), aguantó también físicamente mejor que el serbio, que este año ha sufrido problemas con la muñeca y reconoció que llegó a pensar en no participar en el último grande del año. Pero Djokovic asegura que esos problemas no han jugado un papel en la final. Y la asistencia médica que tuvo que solicitar en dos ocasiones se debió a problemas con las uñas de los pies. El serbio se negó a hablar de su estado físico después del partido para no restar méritos a la victoria de Wawrinka, al que había ganado en 19 de sus 23 encuentros anteriores. “No quiero hablar de estas cosas y que se piense que busco excusas. No es necesario. Él merecía ganar el trofeo”, cortó.

Nadie que viera el partido podía poner eso en duda. Ni rendirse a lacaballerosidad de Wawrinka, que felicitó a Djokovic “por todo lo que ha hecho por el tenis hasta ahora”, y por su influencia en su propia superación. “Por tí estoy donde estoy hoy”, le dijo en la pista.

Ahí, justo antes de recoger su trofeo,y su cheque por 3,5 millones de dólares, Wawrinka explicó algo más. “Nunca tuve la meta de los Grand Slam, ni de ser el número uno”, dijo, “sino la deintentar paso a paso ser el mejor jugador que puedo ser”. Lo acababa de ser. Lo es.