Muchos elementos en contra. El Villarreal afrontó un maratón que comenzó a las seis y media de la tarde del martes, cuando los amarillos se ejercitaron en su Ciudad Deportiva, para luego dirigirse al aeropuerto de Valencia y tomar a las once de la noche un largo vuelo de más de siete horas con destino a Astaná. Es cierto que el avión en el que viajó el equipo reunía todas las comodidades, pero aún así no es lo mismo descansar en tu propia habitación que en una butaca-cama por muy confortable que sea. El desfase de cinco horas también afecta a los organismos, unido a una temperatura gélida y a un terreno de juego de una superficie diferente a la que está acostumbrado el Villarreal. El partido se jugará en hierba artificial, aunque de última generación y renovada hace cuatro meses, en un estadio que estará totalmente cubierto para mitigar los efectos del termómetro, que a la hora de inicio pueden rondar los siete grados bajo cero en el exterior, aunque en el Astaná Arena la sensación térmica será menos extrema.

El Villarreal se juega en Kazajistán no solamente la clasificación a la siguiente ronda, sino también el liderato del grupo. Esta última cuestión muy relevante por la experiencia de la pasada temporada, cuando el castigo de no concluir primero fue el cruce contra la Roma en dieciseisavos. Y si los amarillos se juegan tanto, al conjunto kazajo se le presenta la posibilidad de hacer historia en una competición europea y lograr por primera vez superar una fase de grupos. Al equipo de Calleja le espera un duro test, uno más en este esprint final del 2017, a las diez de la noche en Astaná, las 17.00 en España.

EL REPARTO DE MINUTOS / Siempre que se juega un partido entre semana, y más ahora que cada choque adquiere una importancia cada vez mayor, surge la eterna duda de cómo pondrá en valor el técnico la dosificación de esfuerzos. Más cuando se viene de jugar un partido duro como el de San Mamés, y se recibe el domingo, sin apenas tiempo para descansar, al Sevilla. Lo lógico, conociendo al técnico amarillo, es que no se produzca una revolución pero tampoco que se repita el once que empató contra el Athletic. La recuperación del todoterreno Álvaro, novedad en la expedición, le apunta como titular en el centro de la zaga junto a Víctor Ruiz. Rukavina podría entrar a pierna cambiada para dar descanso a Jaume Costa, uno de los más castigados por la acumulación de partidos, en el lateral izquierdo, con Mario en la derecha.

Fornals, Soriano, Trigueros, Rodri, Ramiro Guerra y Chuca se repartirán las cuatro plazas del centro del campo, con muchas posibilidades para que uno de los dos jugadores con ficha de filial entre en el once para dar descanso a uno de los habituales. Idéntica quiniela para la punta del ataque donde lo normal es que Sansone dé descanso a Bacca o a Bakambu, puesto que Cheryshev no estará por unas molestias que, por precaución, motivaron que no viajara a Kazajistán

En resumen, entre cuatro y cinco cambios es lo previsible para oxigenar al equipo con la mirada puesta en la Liga. Pero lo primero es lo primero y en Astaná hay mucho en juego. Tanto que Calleja dirigió una intensa sesión de trabajo en el escenario del partido, con un terreno de juego un tanto más blando de lo esperado. El propio míster se lo explicaba a su presidente a pie de campo. ¿Quién dijo que iba a ser fácil? En Europa no hay caramelitos y el Astaná también quiere alimentar su sueño venciendo al Villarreal. Pero si los amarillos exhiben el mismo nivel competitivo de las últimas jornadas, el Astaná tampoco lo tendrá fácil. Endavant en Europa es el objetivo.