El Villarreal perdió su amistoso más serio de la pretemporada, el histórico ante Boca —primer partido del club en el continente americano—, por un solitario gol de Pavón. Amistoso entre comillas, por cómo se empleó el conjunto argentino, mucho más intenso que el equipo de Escribá.

Luces y sombras en el Villarreal. Cosas buenas y otras que hay que mejorar a menos de tres semanas del inicio de la Liga, aunque al equipo que saltó a La Bombonera le faltaban hombres importantes como Bruno, Soldado, Jaume Costa, Cheryshev o el turco Unal, entre otros. Fue buena la primera parte de los amarillos, con un fútbol control similar al de la pasada temporada, bien cosido tácticamente y con solvencia defensiva, pese a la falta de acoplamiento de un hombre llamado a ser importante como el central Semedo.

Boca Juniors fue un buen termómetro para calibrar las virtudes y los defectos. Está bien tener el balón, pero es mucho más importante saber qué haces con él. Eso fue, precisamente, lo que no supo hacer el Submarino. Otro dato importante: la marcha de Jonathan se deja notar. Fornals posee más talento que el mexicano, sin duda alguna, pero todavía no tiene el poso como futbolista del ya jugador de los Galaxy.

La segunda parte fue muy distinta. Escribá solo introdujo un cambio de salida: Andrés --que detuvo un penalti a Gago-- por Barbosa. Boca adelantó la presión sobre la salida del balón, intentado cortocicuitar el fútbol de control del Submarino. Gago mandaba y tejía sociedades para que el Villarreal pasara sus peores momentos. La defensa amarilla, más descosida que en el primer tiempo, comenzó a mostrarse más endeble y Pavón lo aprovechó para dar la victoria a su equipo antes del carrusel de cambios.