Tenía que haber acabado en fiesta, con final feliz, con victoria y celebrando el gol número 1.000 de la historia del Villarreal CF en Primera División, pero los de Javi Calleja tuvieron que conformarse con un punto, tras empatar en el Estadio de la Cerámica ante el Granada (4-4), en un encuentro loco, en una noche en la que las acciones aéreas a balón parado condenaron a los amarillos.

Sorprendió el técnico del Submarino con algunas de las decisiones de su primera alineación de la temporada. En especial, la titularidad en la portería de Andrés Fernández, en detrimento del hasta la fecha dueño del marco groguet durante las últimas campañas: Sergio Asenjo. Ya la pasada campaña terminó el murciano siendo el guardameta que certificó la permanencia amarilla. Además, tras su buena pretemporada, Calleja le otorgó la titularidad en un nuevo ejercicio.

Junto a él, los centrales fueron los recién llegados Raúl Albiol y Pau Francisco Torres, así como otro novel, Rubén Peña, quien partió por la derecha, mientras que el lateral zurdo fue Xavi Quintillà, rayando a muy buen nivel. También agradó en su debut la solvencia en la medular del camerunés Zambo Anguissa, que se compenetró muy bien con el maestro de ceremonias, Santi Cazorla. Más apagados estuvieron Vicente Iborra de enganche; Samu Chukwueze, demasiado marcado; y Gerard Moreno, que le pegaron y se pegó, pero le llegaron muy pocos balones.

UN REGRESO MÁS QUE NOTABLE // Capítulo aparte para Moi Gómez, otro que se ganó la titularidad en pretemporada y que jugó un gran partido, ya que le hicieron un penalti y anotó el gol número 1.000 de la historia del Villarreal. Además, asistió al 9 del Villarreal en el 3-2. No pudo tener un mejor regreso a casa.

Un Submarino compacto, trabajador y con calidad, pero que vio como el Granada no le dejaba respirar en el primer cuarto de hora del partido. El conjunto de Diego Martínez tenía muy bien estudiados a los amarillos, presionó arriba la salida de balón y puso contra las cuerdas a un Andrés Fernández que sacó dos manos con sendas paradas felinas evitando el primer tanto rival.

Pero, poco a poco, fue sacudiéndose esa presión el Villarreal, gracias al trabajo en la sala de máquinas de Zambo Anguissa y al talento en la creación de juego de Cazorla, quien gozó de la primera local con un tiro desde la frontal del área.

Fue el preludio del 1-0, que llegó pasada la media hora, cuando Moi Gómez se internó en el área y Domingos Duarte le derribó. Penalti y gol con sangre fría del asturiano, de nuevo con el 8 a su espalda... y el brazalete también.

Un tanto que daba tranquilidad a un equipo amarillo que controló el partido hasta que justo antes del descanso el colegiado, el cántabro Cordero Vega, se inventó un penalti en el descuento por una caricia de Albiol a Roberto Soldado. Fede Vico fusiló a Andrés, ya en el minuto 50, y al descanso se llegó con el 1-1.

CON HAMBRE Y GOL // Calleja espoleó a los suyos en el vestuario, pues el Villarreal salió con una marcha más en la segunda mitad. Cazorla y Moi Gómez cogieron el timón de la nave, con Anguissa de guardaespaldas. Y el cambio de chip salió bien, ya que, en el minuto 52, Moi Gómez anotaba el 2-1 después de un genial pase de Quintillà.

Parecía que el Submarino iniciaba su ascensión hacia la victoria, pero el partido se convirtió en un correcalles en el que el juego aéreo le jugó demasiadas malas pasadas a los de Calleja.

Diez minutos después, en el 62, Machís le ganaba por arriba la partida a Rubén Peña para hacer el 2-2, que contrarrestaba un trabajador Gerard Moreno tres minutos más tarde, devolviendo la ventaja a los locales tras remate de primeras a excepcional jugada de Moi Gómez (3-2).

Chukwueze se sumaba a la fiesta, a falta de 20 minutos, cuando, a raíz de un robo de Cazorla en la medular, soltó un latigazo desde la frontal del área para batir por bajo a Rui Silva, anotando un 4-2 que parecía definitivo.

EL JUEGO AÉREO, MATADOR // Pero por el aire el Submarino se dejó los primeros dos puntos de la temporada en La Cerámica. En solo cinco minutos, del 75 al 80, y ambos de cabeza, Soldado y Puertas se anticipaban a Anguissa y Quintillà, respectivamente, tras sendos saques de esquina, para dejar el casillero en un loco 4-4.

Calleja intentó variar la hoja de ruta de su equipo dando entrada a Toko Ekambi, Trigueros y Bacca, pero a los amarillos pocas opciones de gol les quedaron ya, exhaustos después de un gran desgaste físico y moralmente tocados, tras ver como el Granada les levantó una ventaja de dos goles en tan poco tiempo.

Y pudo ser peor, ya que en el 90 se le anuló a Adrián Ramos un gol, de cabeza, por fuera de juego, en este caso claro.

El Villarreal solamente pudo sumar un punto en su estreno liguero, colofón a un buen partido en líneas generales pero en el que defensivamente, a balón parado y por arriba, mucho tendrá que mejorar tras lo visto anoche contra el Granada. Porque, arriba, tiene mucha pólvora.