El Villarreal no pudo dar el sorpasso a un Atlético muy lejos del equipo pujante y temible de otras temporadas. Se perdió una ocasión única para lograr la primera victoria en el Wanda Metropolitano después de una buena primera parte, oscurecida por la falta de convicción y el excesivo respeto que los amarillos le dispensaron a un rival con más pedigrí que otras cualidades y que tuvo que hacer muy poco para llevarse los tres puntos.

Al equipo de Calleja le faltó ese punto de maldad necesario para imponer la superioridad que exhibió durante muchas fases del encuentro y cometió algún error de bulto, como el de Samu Chukwueze que acabó siendo la puntilla para el equipo groguet. Es fundamental tener el balón pero lo es más ser peligroso con él. Un Submarino muy inofensivo y que dejó una buena línea defensiva emborronada con un par de errores de bulto. Y en Primera hay que hilar muy fino.

El Villarreal se presentó en el espectacular Wanda Metropolitano con su mejor traje. Calleja alineó por primera vez su once de gala, el que se podría considerar como titular, con el regreso de Pau Francisco Torres y Alberto Moreno en la defensa, relegando a Mario a la suplencia al ocupar Rubén Peña su posición natural en el carril derecho. El dibujo de partida del Submarino era el habitual desde que el técnico reseteó a su equipo en Mestalla, el flexible 4-5-1 ó 4-3-3, según la posición en ataque o defensa. Y cada vez los amarillos están interpretando y desarrollando mejor esa idea de juego. Tácticamente el Villarreal se plantó ante el Atlético con una sensación de superioridad y de llevar el control del partido desde el principio ante un rival que llegaba en pleno subidón tras la victoria en la Champions ante el Liverpool. El orden de los de Calleja se le atragantó a los colchoneros, quienes se encuentran más a gusto defendiendo que atacando.

El golazo de Paco Alcácer al cuarto de hora, con una volea colocada al palo largo de Oblak desde la frontal del área, obligaba al Atlético a tomar la iniciativa en el juego. El Villarreal se replegaba con orden y presionaba perfectamente a su rival cuando tenía la pelota, pero el control del partido estaba en manos de los amarillos, que movían el balón con solvencia y apuntaban peligro cuando se presentaban en el área colchonera, aunque si una virtud tiene el conjunto de Simeone es su fiabilidad defensiva.

LA ‘SALVADA’ DE ASENJO / El Atlético, curiosamente, generó sus mejores ocasiones cuando mejor estaba jugando el Submarino. Sergio Asenjo dejó, posiblemente, una de las mejores paradas de LaLiga, en un máster acelerado de reflejos y buena colocación, en un doble remate de Morata.

Pero los de Calleja también exhibieron un nivel defensivo muy alto, junto a una madurez y serenidad para marcar los tiempos del partido y no perder nunca la compostura táctica ante un enemigo tan cualificado como el que tenía delante. Y otra vez, cuando más nítida era la solvencia y superioridad del Villarreal, llegó el 1-1 en un balón que Correa mandó a la red casi entrando a cámara lenta. El empate llegó después de una larga jugada de más de tres minutos posterior a unas posibles manos de Savic en su área al conectar con un centro de Alberto Moreno, jugada que el VAR ni siquiera revisó. El Atlético se encontró casi por casualidad con un marcador igualado en el descanso para el que no había contraído méritos.

METAMORFOSIS LOCAL / Los rojiblancos recibieron una inyección de gen Simeone en el descanso. El cambio de actitud e intensidad en el Atlético fue notablemente sensible. El Wanda también subió el volumen y el partido cambió de guión. El mando de la Play cambiaba de mano y pasaba a poder colchonero, a la vez que el Villarreal perdía metros en el campo y su presión era mucho menos efectiva. Simeone movió banquillo y efectuó un doble cambio con la entrada de Trippier y Joao Félix. Una dosis doble de velocidad y desequilibrio.

El Submarino echaba de menos la fantasía de Manu Trigueros y Santi Cazorla. Su mejor baza ofensiva se situaba en manos de sus dos laterales, pero sus llegadas no tenían respuesta en el ataque, con Paco Alcácer muy solo arriba y Gerard Moreno más visible por su trabajo gris que por su presencia arriba.

Justo después de una doble ocasión del Villarreal con sendos remates de Alberto Moreno y Gerard Moreno y paradas de Oblak comenzó la resurrección de un Atlético que no dejaba ver la versión de un equipo que quiere aspirar a ganar títulos, pero le era suficiente para ponerse por delante en el marcador gracias a la garra de Koke, quien le robó la cartera a la defensa amarilla en un centro desde la derecha conectando un remate de cabeza que durmió en la red.

El 2-1 dejó tocado al equipo de Calleja. La suficiencia y control mental de la que había hecho gala en la primera parte perdían fuerza ante la pujanza colchonera. Todavía quedaba tiempo suficiente para salir del Wanda con algún punto hasta que un error garrafal de Samu Chukwueze ya dejaba a expensas de un milagro la igualada. El nigeriano, que había salido por Gerard Moreno para activar la baza del desequilibrio y verticalidad, entregó un balón a Joao Félix que el portugués agradeció encarando a Asenjo y superándole por bajo, con la colaboración de la puntera de Rubén Peña.

No se dio por vencido el Villarreal pese al 3-1 y se serenó, pero ya jugando a contrarreloj y con el Atlético cómodo atrás e interpretando el rol con el que más a gusto se siente: esperar al rival y salir con espacios. La suerte estaba echada. No hubo sorpasso y se perdió una buena ocasión para dar caza a uno de las peores versiones del equipo de Simeone de las últimas temporadas.