El Villarreal mostró una cara excesivamente inofensiva en San Mamés. Siempre ofreció la impresión de que salía a empatar y apenas inquietó a un Athletic que tampoco fue el rival agresivo, intenso y peligroso en su estadio de otras ocasiones. Pero le bastó con poco para superar a un rival que anoche fue demasiado indefenso y miedoso, a pesar de las declaraciones en la semana previa de su técnico acerca de que a San Mamés no se puede salir a no perder. Y la realidad fue otra muy distinta.

Solo una ocasión de gol a pies de Bakambu fue el escasísimo bagaje de un Submarino que apenas pisó el área rival. Solo Sergio Asenjo mantuvo la brasa de la esperanza viva hasta el final con sus intervenciones, porque el 1-0 transmitía opciones hasta el último momento, pero en ningún instante el Villarreal dejó sensaciones de que podía ganar o tan siquiera empatar el partido. El Athletic pocas veces lo tendrá tan fácil para ganar un partido haciendo tan poco.

El Villarreal no concedió facilidades al Athletic ni le dejó formular su fútbol destinado a explotar los carriles para alimentar a Aduriz, el delantero hecho a medida para el estilo de los rojiblancos. Escribá fortificó el centro del campo y se la jugó con Rodrigo, un diamante de la cantera grogueta que lo posee todo para ser una institución en el Villarreal y coger el testigo que Senna le dejó a Bruno y que el joven madrileño de 20 años ya acaricia con las manos.

El canterano le dio equilibrio al centro del campo y colaboró con el de Artana y Manu Trigueros en mantener el control del partido, tanto con balón como sin él. El Athletic apenas pudo centrar un par de balones en condiciones desde los extremos y sin bandas Aduriz es menos Aduriz. Mario y Jaume Costa se mostraron aplicados en defensa, mientras que Víctor Ruiz y Álvaro apenas cometieron un mínimo desliz en las acciones de juego aéreo.

CAMBIO DE SISTEMA / El Villarreal saltó a San Mamés con un 4-2-3-1, con Sansone como único punta. Un once que es ahora mismo el equipo A de Escribá y del que saltó Bakambu con la entrada de Rodrigo motivada por la variación táctica que introdujo el entrenador amarillo. El Submarino logró quitarle revoluciones al Athletic en su estadio, con orden táctico y vigilando los espacios libres de ambas bandas. Es decir, desconectó a su rival apagando las luces en los dos carriles. Centrocampismo y sobeo de balón en las zonas alejadas de las áreas, pero con escasas llegadas al área. Ni uno ni otro equipo sufrieron para mantener sus porterías intactas, pero tampoco esgrimieron méritos para ello. Ni el aliento en el cogote que todos los equipos que visitan San Mamés sienten por el ambiente mágico que la afición vasca confiere logró enchufar a su fútbol al Athletic.

La primera parte fue un tanto insípida, porque el fútbol sin ocasiones es como escuchar un musical con tapones en los oídos o entrar en el museo del Prado con los ojos cerrados. La primera parte estuvo exenta de la salsa del fútbol, porque no solo no hubo goles sino que tampoco se dieron ocasiones para ello. El Villarreal consiguió su objetivo de apagar a un rival volcánico y fiero en su estadio, pero también se mostró excesivamente conservador.

EL ATHLETIC SE CONECTA / El segundo tiempo empezó más movido. El equipo de Escribá cometió un par de errores que dieron vida a un Athletic mucho menos fiero de lo habitual. Williams fue el encargado de encender el interruptor y pone a su equipo en modo león. El primer arañazo llegó en una acción de Williams, con centro al área que Muniain remató, pero desviado. La más clara la tuvo de nuevo el espigado delantero de apellido inglés cuando, aprovechando un error garrafal de Álvaro, encaró solo a Asenjo superándole en su salida y enviando el balón al poste. Dos avisos. Y al tercero llegó el gol de Raúl García, recogiendo un rechace del portero amarillo a tiro de Aduriz.

El Villarreal siguió sin estirarse, manteniéndose abrigado en defensa, pero ahora ya por detrás en el marcador. Escribá hizo dos cambios, pero conservando un solo punta y sustituyendo delantero por delantero. La primera, y la única ocasión, del Villarreal la tuvo Bakambu a poco de entrar al campo, pero erró solo ante Kepa. Los minutos pasaban y los amarillos continuaban sin dar señales de vida. Quedaba la baza de Pato para que el brasileño pudiera sacar su varita mágica en alguna acción puntual y salvar a su equipo, totalmente romo y desconocido por exhibir un juego tímido y sin chispa en San Mamés.

NULOS PESE A ASENJO / El Athletic le pasó por encima al Villarreal, pero no supo rematar la faena y mantuvo vivo a su rival, gracias a un ángel de la guarda llamado Sergio Asenjo. El portero internacional consiguió alimentar la esperanza de sacar algo del espectacular estadio bilbaíno, pero el Villarreal apenas asomó la cabeza en la segunda parte. Los amarillos nunca miraron a la portería de Kepa con fe y creencia en sus posibilidades. Salieron al cero a cero y acabaron perdiendo. Con justicia y sin tener nunca opciones de puntuar.