No falló. Había que ganar y se ganó. Se tenía que sufrir y se supo aguantar la presión del conjunto checo y su fútbol más físico. Era un partido para conservar la cabeza fría y no cometer errores, y se dieron pocas concesiones. El Villarreal enseñó sus galones en Praga y encarriló su clasificación. No la cerró todavía, pero sí que afronta los dos últimos partidos con todo a su favor. Anoche se volvió a ver un equipo ambicioso y ganador. El 0-2 fue sufrido pero merecido.

El Villarreal salió con todo. No se reservó nada Calleja. La alineación de partida no dejaba espacio a la interpretación de la importancia que le daba el técnico al partido y su ambición por ganar. La defensa titular con la obligada entrada de Marín por el lesionado Jaume Costa, el rombo titular con Fornals y toda la pólvora con el dúo Bacca-Baka. Pero no solo la composición del once era un indicador claro de cómo se afrontaba el encuentro, sino la concentración y la seriedad con la que el Villarreal saltó al campo.

El control fue absoluto del Villarreal. La primera parte solo tuvo un paréntesis de apenas un minuto para el Slavia. En ese tiempo dispuso de su única ocasión pero el tiro de Sykora fue desviado por Barbosa, como siempre atento y rápido de reflejos. El resto fue para el Submarino. Un fútbol control absoluto con el reparto de galones en la dirección del juego entre Víctor Ruiz y Trigueros. El central canalizó desde la primera línea y el talaverano cogió con fuerza el timón desde la parcela ancha. Él marcó las pausas y los ritmos. Mario y Adrián le dieron protagonismo a las bandas con sus incursiones desde atrás. Y Bacca volvió a demostrar que la Europa League le va rematando al cuarto de hora una jugada trenzada de todo el equipo amarillo

Los porcentajes de posesión se decantaban claramente para el lado amarillo (34-66%). El Slavia optó por replegarse en el intento de guardar la ropa y esperar a nadar cuando amainase el temporal. Pero había que ponerle la puntilla al conjunto checo, junto al Astana uno de los dos rivales para el liderato y para el reparto de las dos primeras plazas del grupo. Bacca, a un metro de la línea de meta, dispuso de algo más que un semigol para abrir distancias en un pase de Bakambu.

El Villarreal estaba totalmente metido en el partido. Una prueba de ello la discusión que mantuvieron Víctor Ruiz y Rodrigo sobre el terreno de juego. Por suerte, el descanso enfrió los ánimos y el 0-1 era una buena renta pero no tan amplia como para descender ni un ápice la intensidad en la segunda parte.

El Villarreal continuó jugando con el balón pegado a la bota en la segunda parte. Posesiones largas, que se prolongaban ante la renuncia de los checos a desplegarse en el campo de su rival. El 0-1 no alteró el miedo del Slavia que siguió esperando a la espera de un contragolpe o de un error de rival. El Villarreal no perdió la cabeza. Arriesgaba cuando lo tenía claro pero mantenía sus bastiones defensivos bien ubicados, con Víctor Ruiz canalizando el juego desde atrás.

OCASIONES PERDONADAS / Las acciones del Submarino se cocinaban a fuego lento. No era tarea sencilla buscar la rendija por la que entrar. Hasta que Soriano forzó la cerradura, saltó la caja y le dejó un balón a Fornals a un metro de la línea de meta, con toda la portería para él, pero el castellonense erró una de esas ocasiones que vistas luego parecen realmente difíciles de perder.

El guión continuaba invariable. Igual que la escasa puntería del Villarreal. Cédric Bakambu, reconvertido de goleador a asistente, leyó el desmarque del colombiano que lo hizo todo bien salvó el remate final que se perdió fuera en un mano solo con el portero del conjunto checo.

Pasaba el tiempo para el Slavia, para quien aquello de la derrota honrosa no le servía de nada para su clasificación. Los checos, guiados por su ruidosa afición, aparecieron por fin en escena. Y lo hicieron con sus mejores armas. Explotaron las bandas e iniciaron el bombardeo del espacio aéreo de Barbosa. El portero argentino voló acrobáticamente en el área y salvó el empate en un tiro envenenado de Soucek. Fueron dos minutos de gloria del Slavia.

DE IDA Y VUELTA / Javier Calleja movió piezas. Cheryshev y Chuca entraron por Bacca y por un exhausto Pablo Fornals. El partido, controlado desde el principio por el Villarreal, entró en el cuarto de hora final totalmente loco. Intercambio de golpes de lado a lado. Los checos atacando a la desesperada, y el Villarreal buscando las contras. El Slavia no sacaba partido de sus armas, mientras que los de Calleja sí, de la velocidad de un experto en contraataques como Denis Cheryshev. El ruso se encontró con campo por delante, bien acompañado por Sansone, que ni siquiera tuvo que empujar el balón para acabar con la resistencia del Slavia. El central local Simon Deli se adelantó al italiano y metió la puntera para autoinfligirse el tanto definitivo que cerraba el encuentro. El 0-2 deja el camino abierto a la clasificación, aunque para ser primeros todavía hay que culminar el trabajo. El Villarreal sufrió, pero también exhibió que posee muchos recursos. Así, sí.