Un marcador de los que no gustan a los entrenadores. Un 5-3 es un resultado casi de balonmano y deja indicadores claros del gran poderío en ataque de este Villarreal, pero también evidencia que defensivamente los amarillos fueron muy vulnerables ante el Sivasspor, que hizo que el Submarino tuviera que echar mano de su artillería pesada. Posiblemente los numerosos cambios en el once desmontaron el equilibrio defensivo de un equipo que anoche concedió demasiado, puesto que recibir tres goles es impropio de un conjunto de la categoría del Villarreal.

Emery casi batió el récord de rotaciones, obligado también por las lesiones, de su etapa en el Valencia, también en un partido de competición europea ante el Lille, en el que hizo hasta 11 cambios en el once. Se aproximó mucho con ocho caras nuevas en el equipo inicial que venció al Valencia y en el que solo repitieron Chukwueze, Trigueros y Albiol, éste último titular obligado por la lesión al última hora de Funes Mori. Debutaban en el once Rulli en la portería y Juan Foyth en el eje de la zaga. Lo cierto es que el once era tremendamente competitivo, aunque la mayor sorpresa fue la titularidad del canterano Álex Baena. El joven centrocampista demostró talento, pero delante tenía un rival con mucho físico y que se empleaba bordeando la frontera entre el excesivo ímpetu y la falta constante cada vez que disputaba un balón.

El Sivasspor llegó a Vila-real sin complejo alguno. Suplía su menor técnica con un despliegue físico enorme y el músculo y la envergadura de sus jugadores. Ni con el 2-0 en contra y la eminente superioridad del Submarino le perdió la cara al partido. Las llegadas de los hombres de Emery al área turca eran constantes. Un tiro de Chukwueze desde la frontal del área fue rechazado por el portero, con Take Kubo muy oportuno para marcar a placer. El partido pintaba bien. Y mucho mejor cuando a los 20 minutos una asistencia genial del japonés concluyó con una finalización no menos excelente de Bacca para poner el 2-0 en el marcador de La Cerámica.

Pero el Sivasspor mostró su gen competitivo y continuó peleando. No se cayó en lona y se levantó con fuerza. Rulli tuvo que emplearse a fondo para salvar un remate de Kayode. Y, minutos después, un error de Jaume Costa concluía en el 2-1.

El Villarreal mantuvo su acoso, pero insistía siempre en cocinar a fuego lento sus acciones de ataque y acababan muriendo una tras otras, con más ruido que eficacia. Incluso errando Bacca un penalti cometido sobre sí mismo. Demasiado blando el Villarreal en defensa para afrontar un partido de competición europea. Y con esa falta de contundencia, con Foyth flojo en la marca y en la disputa del balón, llegaría el 2-2 con Yatabaré violando el espacio aéreo del Villarreal con demasiada facilidad y dejando vendido a Rulli.

La segunda parte comenzó con más igualdad y el partido fue un intercambio de golpes. Foyth puso el 3-2, pero a renglón seguido un libre directo magistral de Grandel establecía el 3-3. Una locura. Y Emery tuvo que echar mano de Alcácer para dinamitar al Sivasspor. En dos acciones de delantero centro de estirpe, pidió que le presten atención ante la falta de gol de la Roja. Súper Paco marcó el cuarto y el quinto, y el Villarreal echó tierra de por medio para empezar con buen pie en Europa. Las notas son muy claras: suspenso en defensa y matrícula en ataque.