El Betis no tiro ni una vez entre los tres palos de la portería de Asenjo. Si alguien había visto una señal roja de alarma en el horizonte, ayer quedó claro que el Villarreal conserva las constantes vitales en plenitud de forma. Los amarillos despacharon al conjunto andaluz con mucha más superioridad y facilidad de la que indica el 2-0 final. Apenas hubo disputa y el partido fue monocromático, con un amarillo dominante de forma absoluta. El Villarreal concluye la jornada en tercera posición, a tres y cinco puntos del Barcelona y el Real Madrid, respectivamente, cuando ya han transcurrido once jornadas de Liga. Y con el honorífico mérito de ser el conjunto menos goleado de Primera.

El Villarreal rescató la normalidad. Hizo todo lo posible para que lo del pasado jueves se quedara en un simple accidente. No un mal sueño, porque los efectos de lo acontecido ante el Osmanlispor no se pueden borrar y han dejado en situación de órdago los dos partidos que restan en la fase de grupos, pero sí una lección de la que se pueden tomar buenas notas. Ayer sí, las rotaciones, se notaron. Ocho cambios más respecto al jueves. Solo repitieron Bruno -—lo juega todo—,Víctor Ruiz —casi todo— y Bakambu. Escribá echó mano del que ahora considera su once de gala, dejando fuera de la lista a hombres como N’Diaye, Santos Borré o José Ángel. El Submarino recuperó el orden táctico, la presión arriba sobre el rival, cosió más sus líneas y taponó los agujeros en las bandas con Mario y Jaume Costa y no concedió ni un centímetro cuadrado de terreno de juego al Betis. Manu Trigueros cogió los mandos de la play. En resumen, dos toneladas de cosmético a la puesta en escena de lo acontecido en la Europa League.

DOMINIO TOTAL / El Villarreal dominó el partido con y sin balón. Las diferencias entre uno y otro equipo eran sustanciales y eso que los béticos también esgrimieron una buena disposición táctica y actitud, pero en el campo se transmitía la sensación de que había más amarillos que verdiblancos. La presencia en el juego ofensivo del Submarino era mucho más significativa. Y el Betis apenas le tosió al Villarreal. Víctor Ruiz, como mariscal de la zaga, bien acompañado por un Mateo Musacchio mucho más centrado que en partidos anteriores, y con los dos laterales jugando con la señal de dirección prohibida a la espalda, asfixiaron a un rival que no dispuso ni de llegadas ni de ocasiones. La suma de pulsos individuales se decantó por el bando del conjunto de Fran Escribá. Si el pasado jueves hubo déficit de rendimientos individuales, ante el Betis todos los jugadores exhibieron un promedio medio-alto.

APARECE MANU / El Villarreal buscó el gol con fluidez desde los primeros compases. Se notaba que la alegría en el juego había regresado. El 1-0 no tardó en llegar, solo 22 minutos y como consecuencia de un tiro desde la frontal del área de Manu Trigueros que dobló la mano de Adán en su estirada. Y no se conformó con ese tanto el Villarreal, que continuó jugando como si el 0-0 estuviese en el marcador. La conexión italo-alemana Sansone-Soriano estuvo a punto de lograr el segundo, pero Mandi evitó el gol in extremis. La presión sobre el balón continuaba ejerciéndose muy arriba. El Betis lo intentaba, pero tenía demasiado enemigo delante.

LA SENTENCIA / Hasta que Roberto Soriano, pocos minutos después del regreso del descanso, imitó a Manu Trigueros y conectó el segundo misil desde fuera del área que dejó al equipo de Gustavo Poyet medio hundido. La reacción del técnico uruguayo fue fulminante, ordenando un triple cambio con la entrada al campo del examarillo Nahuel, Álex Alegría y Rubén Castro.

El Villarreal mantuvo la ambición con el 2-0 en busca del tercero. Y el partido seguía desarrollándose como si el campo estuviera inclinado hacia la portería de Adán. El balón seguía manteniendo un flirteo constante con los amarillos, mientras que el Betis se pasó toda la segunda parte corriendo detrás de los de Escribá y sin ver la pelota, como si su suerte estuviera echada a no salir contundentemente goleado del Madrigal. Ese objetivo sí lo cumplió, porque el 2-0 final es un resultado más que decoroso para lo poco hizo ayer el conjunto bético o, para ser más justos, lo que le dejaron hacer. H