Nada más acabar el partido del pasado jueves en Zúrich, Fran Escribá ya pensaba en el próximo compromiso de Liga. Quizá, una victoria en tierras suizas hubiera destapado un enfoque más optimista del técnico ante el choque contra el Alavés, pero la pájara de los últimos minutos en Letzigrund abrió la vía más pesimista. Escribá no entiende como LaLiga les obliga a jugar apenas «48 horas después de regresar a casa». Los amarillos aterrizaron en la madrugada de ayer en Castellón, lo que complica un poco más el descanso para preparar un partido en el que el Submarino defenderá su plaza de Champions.

No le falta razón al técnico del Villarreal, que ejerció de portavoz del malestar del club por la planificación de la patronal futbolística, que en este caso perjudica a uno de sus representantes en las competiciones continentales, cuando debería mimar más a los equipos que pasean el prestigio de la competición española por Europa. El sindicato internacional de futbolistas ya hace algunos años que denuncia situaciones como la que le toca vivir ahora el Villarreal. FIFPro ha expuesto la necesidad de que haya un mínimo de 72 horas de descanso entre partidos oficiales, una exigencia que pocas ligas cumplen. La española no es una de ellas.

Solo dos equipos españoles han tenido menos de esas 72 horas de paréntesis entre la finalización de un partido y el inicio de otro en la presente temporada. Al Villarreal ya le ha tocado en dos ocasiones; el Barça es el otro damnificado. Así, cuando el balón empiece a rodar este domingo en el Madrigal tan solo habrán transcurrido 65 horas desde el pitido final de Davide Massa en Letzigrund. Es el periodo de descanso más corto de un equipo español en la presente temporada. Al Barcelona le pasó algo similar el pasado mes de octubre, cuando encadenó el partido de Champions ante el City y el de Liga contra el Valencia con solo 67 horas de diferencia. El caso de los amarillos se agrava al estar de por medio un viaje de regreso.

LaLiga tampoco tuvo en cuenta los tres días enteros de descanso en el inicio de la temporada, cuando el Submarino inició su camino liguero en Granada 71 horas después de la ida de la previa de Champions ante el Mónaco. No está de más que el Villarreal alce la voz ante este agravio comparativo con el resto de equipos europeos de la Liga.