El Tour de Suiza ha sido suspendido este viernes por la organización de la prueba helvética. No es siquiera ni un aplazamiento en un calendario ciclista sin fechas libres en verano y otoño. No se celebrará durante el 2020 a causa de la pandemia del coronavirus. Sin más. Se trata además de una cancelación que guillotina al Tour puesto que se trataba de la única carrera ciclista importante que quedaba viva en el mes de junio para preparar la ronda francesa con unas mínimas garantías.

Ahora, a los ciclistas solo les queda una puerta mínimamente abierta, que es la del Tour de Occitania, aunque se trata de una carrera menor y de tan solo cuatro etapas que se disputa entre el 11 y el 14 de junio, insuficiente a todas luces para presentarse a Niza, salida de la Grande Boucle, el 27 de junio. Si el Tour decidiera aplazar fechas para comenzar a finales de julio, una posibilidad a la que todavía se resisten los organizadores, aún habría la alternativa de correr entre el 7 y el 14 de julio el Tour de Polonia, que adelantó sus fechas en el 2020 para no coincidir con los Juegos Olímpicos a pesar de la dura competencia del Tour en los mismos días.

Dudas de junio

La organización suiza ha argumentado para la cancelación las dudas a que toda la crisis esté resuelta en junio, a los problemas de movilidad para desplazarse los ciclistas hasta el país y para no entorpecer a la sanidad pública en el caso de que se produjeran caídas u otros accidentes durante la disputa de la carrera. Solo se había cancelado durante la Segunda Guerra Mundial.

El martes ya se suspendió el Critérium del Dauphiné puesto que comenzaba el 31 de mayo y la Unión Ciclista Internacional (UCI) decidió paralizar todo su deporte hasta el 1 de junio. El Dauphiné es una carrera organizada por ASO, al igual que el Tour y la Vuelta, y que ya se ha visto a cancelar este año a consecuencias del coronavirus la París-Roubaix, la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja, que también coordina.