No hay una desaparición que provoque tanta inquietud, igual que no hay un nombre que se coree tantas veces en cualquier campo del mundo. El rey Leo V se fue de su fiesta antes de hora, cuando nadie lo esperaba porque si hay alguien que siempre quiere estar hasta el final es él, y en el Camp Nou empezó a escucharse un murmullo, mirándose unos a otros con gesto de incredulidad, preguntándose qué había pasado, una explicación a lo que siempre es inexplicable. ¿Dónde está Messi? Salió el Barça al descanso y ni rastro del 10. ¿Qué tiene? ¿Le ha pasado algo? Nadie tenía una explicación. Era cuestión de esperar, pero ahí estaba el cosquilleo, sin la alarma del día en que se lesionó la rodilla y, al rato, empezaron a contarse las semanas de baja. Esta vez, nada invitaba a preocuparse. Pero con Leo todo es excepcional y era evidente que algo pasaba.

TRANQUILIDAD // Unas simples molestias con Messi no son simples. Al revés. Su mensaje a través de Facebook puso algo de tranquilidad. “Feliz por la victoria y porque pude compartir el Balón de Oro con nuestra gente. Una gran parte de este premio es también de todos ellos”. La cuestión es si esos problemas se quedarán en eso o provocarán que tampoco aparezca el miércoles en la Copa.

Un final amargo para una cita que había empezado con Messi en el centro del escenario. Como casi siempre pero esta vez paseando el quinto Balón de Oro, bajo una gigantesca pancarta dándole la enhorabuena con un mensaje único: #Messi5. Curiosamente, la fotografía elegida era de espaldas mostrando Unicef y no Qatar, con el que las relaciones son más distantes que nunca ante la imposibilidad de firmar el deseado acuerdo de patrocinio. Cinco minutos después ya había estrenado las nuevas botas. De penalti. Y otra vez, su nombre. Y otra vez, a sus pies. La fiesta acabó sin Messi, pero Suárez y Neymar siguieron divirtiéndose. Más que la BBC.

La de Messi no fue la única sustitución por problemas físicos en el partido del Camp Nou. Jordi Alba dejó su puesto a Bartra por unas molestias musculares. H