Solo Bruno, sin querer, puso en verdaderos apuros a Asenjo con un disparo a bocajarro. Detalle claro de que el partido de ayer no caminó por la senda de la aceleración, las prisas o un ritmo vertiginoso. Tan solo tuvo la presión de ver en el marcador durante muchos minutos un solitario gol hasta que llegó la sentencia, no sé si con el ombligo o con sus partes nobles, de Bakambu. En definitiva, el negativo del partido del jueves. Máxima efectividad y, al revés de lo que dice el tópico, partido apto para cardíacos.

Hablando de nervios, los que no tiene Denis Suárez. Una templanza que mostró en el gol. El gallego parece tímido, pero no duda en hablar claro en el campo o, incluso, cuando reclama de viva voz su oportunidad en la selección. Denis, por desgracia para los intereses groguets, es un caramelo con fecha de caducidad para el Villarreal. Sobre él recaen muchas miradas, y lo sabe. Desequilibrante en el uno contra uno, creativo y con capacidad de asociarse para generar juego, como hizo ayer con Adrián. Muchas cualidades a las que sus espías blaugranas suman esta temporada sacrificio y ayudas defensivas. Su futuro parece estar lejos de la Plana y su continuidad un sueño difícil. Pase lo que pase, solo nos queda disfrutar de su juego.

Ayer se ganó un partido no de campanillas, pero desde la tranquilidad y la calidad se dio un paso importantísimo para alcanzar una cuarta plaza que, cada día, empieza a ser más real que un sueño. H