Cuando Sergio Asenjo se llevó la mano a la parte posterior de la rodilla izquierda —sí, la maldita rodilla izquierda— y minutos más tarde solicitó el cambio, ya todo los demás del Villarreal-Real Madrid, los puntos, la pelea por Europa, la lucha por el liderato... quedó en un segundísimo plano. El guardameta palentino nos ha puesto el corazón en un puño a todos los que le conocemos y valoramos su esfuerzo por colocarse en lo más alto después de tres lesiones graves de rodilla. Si alguien merece que los problemas físicos pasen de largo, ese es él.

Hoy sabremos con mayor exactitud el alcance de la lesión del zamora de la Liga, del guardameta que domina las estadísticas de las cinco mejores competiciones del continente junto a Neuer, aunque las palabras de Escribá y Roig tras el encuentro desprenden bastante pesimismo y una temida lesión del cruzado.

Un palo de los gordos tan solo tres días después de celebrar el regreso de Roberto Soldado seis meses después de su lesión en Riazor, en un inocente bolo de pretemporada. La sensacional temporada de un portero que estaba en la agenda de Lopetegui para la selección no merece un final tan abrupto.

El contratiempo de Asenjo eclipsa, incluso, la negativa exhibición de Gil Manzano anoche en el Estadio de la Cerámica. Un protagonista que fue clave para que el Madrid sacara adelante un partido que, durante muchos minutos, tuvo lejos... muy lejos. A veces, así gana el Madrid.