La ciudad colombiana de Medellín vuelve a asociarse a un desastre aéreo. En 1935 cayó en sus inmediaciones el avión que llevaba a Carlos Gardel. En la noche del lunes era esperada en el aeropuerto de esa ciudad la aeronave que, entre otros, llevaba a los jugadores del Chapecoense, un modesto equipo de fútbol brasileño que debía disputar la final de la Copa Sudamericana, la segunda competición de clubs del continente, contra el local Atlético Nacional. Nunca llegó: de sus 81 ocupantes fallecieron 76.

El avión de la compañía boliviana LAMIA debió haber aterrizado pasadas las 21 horas. Cuando atravesaba el municipio de La Ceja, unos 45 kilómetros al sur del aeropuerto, comunicó «problemas eléctricos». Cayó en la elevación de una zona rural conocida como Cerro Gordo. Había partido de Santa Cruz (Bolivia) con las ilusiones de un modesto equipo, el Chapecoense, que nunca había afrontado un reto deportivo semejante. Además de los 22 futbolistas, iban a bordo directivos del club, 22 periodistas y nueve integrantes de la tripulación.

El avión siniestrado es el mismo con el que la selección argentina de fútbol --con el jugador del Villarreal Musacchio o el azulgrana Messi, incluidos--, regresó hace 18 días a Buenos Aires tras perder por 3-0 ante Brasil en la fase de clasificación para el Mundial de Rusia. «Era muy chico y muy precario», dijeron fuentes de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) al diario Clarín. «Se movía mucho y tenía ruidos por todos lados», añadieron ayer.

El Chapecoense es el club de Chapecó, ciudad del estado de Santa Catarina. Sus hinchas no llegan a los 8.000 en cada partido. La institución estuvo a punto de desaparecer por deudas. Pero renació y alcanzó un lugar en el fútbol de su país que sorprendió a propios y extraños. La delegación tuvo que cambiar de manera imprevista los planes de vuelo por una decisión de la autoridad de la aviación brasileña. Al no poder desplazarse a Medellín en un vuelo chárter voló a Santa Cruz, donde se subió al aparato con matrícula CP2933 de LAMIA.

SOLO 5 SUPERVIVIENTES // El alcalde de La Ceja dijo que el avión «se partió en dos partes». Los cinco supervivientes (una azafata, dos jugadores, un periodista y un directivo del equipo) estaban en la zona inferior del avión. Entre ellos están los futbolistas Jackson Follmann y Alan Ruschel, quien, al ser rescatado, preguntaba insistentemente por su familia y pedía que le guardaran la alianza de matrimonio. Los especialistas aseguran que pudieron esquivar la muerte porque el piloto vació el depósito del combustible y evitó de esta forma la explosión.

Del corazón de la desgracia fluían historias desgarradoras como el vídeo divulgado por la familia del delantero Tiaguinho, de 22 años, en que sus compañeros de equipo, en complicidad con su novia, le anuncian que será padre por primera vez. Otro de los futbolistas fallecidos es Cléber Santana, quien jugó en el Atlético de Madrid y el Mallorca.