Si todas las canciones de temática deportiva se juntaran y organizaran una competición para dirimir cuál de ellas es la mejor, una parte de mí apoyaría en secreto a 'Hit somebody (the hockey song)', de Warren Zevon. Probablemente no tendría opciones de pasar de octavos de final (y eso con suerte; no tiene, ni de lejos, la fastidiosa grandilocuencia del 'We are the champions' de Queen, ni tampoco la marcial disciplina del 'Tour de France' de Kraftwerk, por poner solo dos ejemplos de escuadras muy favoritas a priori), pero se las arreglaría para conquistar el corazón de todos esos aficionados capaces de apreciar el sutil talento narrativo en un contexto de música pop.

Warren Zevon (1947-2003) fue un cantautor sobresaliente empeñado en torpedear todas las expectativas a base de alcohol y malas decisiones. Pasó un tiempo ganándose la vida como pianista de bar en Sitges antes de ver cómo su carrera despegaba gracias a dos elepés espléndidos, apuntalados en un rock sin florituras y una especial habilidad para urdir retratos de perdedores y maleantes de impactante vivacidad. En su nutrido club de admiradores célebres militaron Bob Dylan, Stephen King, Bruce Springsteen, Hunter S. Thompson y Billy Bob Thornton, entre otros muchos. Fue un marido horrible y un padre ausente. Murió de cáncer a los 56 años.

'Hit somebody' pertenece al álbum 'My ride’s here', del 2002, un disco irregular que no hace justicia a su talento. Aun así, esta canción es brillante. Zevon la escribió en colaboración con Mitch Albom (laureado columnista deportivo y novelista de éxito) y narra la historia de Buddy, un joven canadiense que sueña con jugar en la Liga nacional de Hockey (NHL) y acaba siendo fichado no por su habilidad con el puck, sino por su contundencia a la hora de golpear a los rivales. Al final de la canción, un brutal defensa finlandés le rompe la crisma en la última jugada del partido, pero Buddy se las arregla para marcar el gol decisivo (¡su primer gol en 20 años!) mientras cae al suelo sin sentido. Puro Zevon.