El Valencia no va con bromas. Segundo en la clasificación, ocho victorias seguidas, invicto y con la suerte del campeón. Así recibirá el próximo domingo en Mestalla (20.45 horas) al Barça. Un partidazo entre las dos plantillas que actualmente se disputan la Liga, después de que los che salieran ayer de Cornellà con un botín inesperado, pues de la nada se sacaron dos goles, prueba de que vuelven a ser grandes. Y por primera vez este curso no encajaron lejos de Mestalla.

El Espanyol dio un repaso a su rival en la primera mitad, con un Sergio García estelar, pero volvió a fallar en la definición y lo pagó en la segunda, en la que dos acciones puntuales de Kondogbia (marcó en el segundo disparo a puerta che) y Santi Mina dieron al Valencia los tres puntos.

Marcelino reservó a Zaza (tocado y con cuatro amarillas), Soler y Guedes. El Espanyol salió a por todas y a los 3 minutos un centro de Gerard Moreno puso en peligro la portería de Neto. A Sergio García le faltaron unos centímetros para cabecear a las mallas. La peor noticia de la primera mitad para los pericos fue la lesión muscular de Baptistao, que pronto dejó su puesto a Jurado. Fuera o no por ese cambio, el Espanyol crecía según pasaban los minutos. Piatti tuvo la primera gran ocasión en un contragolpe, pero pecó de individualista (m. 23). Un minuto después Sergio García malogró otra tras una jugada individual. No tan clara como la de David López. El central y Gerard Moreno entraron solos en el área tras un mal rechace de la zaga, el delantero le asistió pinchando un difícil balón y a la media vuelta obligó a Neto a lucirse (m. 30). El propio Gerard mereció ver puerta en una acción magistral, en la que controló con el pecho y disparó a la madera (m. 36). Darder, desde la frontal, también hizo vibrar el poste (m. 41).

«FALETE, FALETE!» // Aunque las ganas fueran las mismas en la segunda mitad, las piernas empezaron acusar los primeros 45 minutos. El partido se fue rompiendo, y tras cada acción crecían los espacios. Sorprendentemente, el menos fatigado parecía Sergio García, cuya lucha persiguiendo a Lato en una acción que parecía muerta casi acaba en gol. «¡Falete, Falete!», clamó el estadio.

Marcelino puso a calentar a toda su artillería, pero fue Kondogbia quien resolvió con un trallazo desde la frontal. El Espanyol desapareció, antes incluso de que Santi Mina sentenciara.