Nada más acabar el partido de San Siro del 19 de febrero, con el 4-1 que le había endosado el Atalanta aún caliente, el Valencia se encomendó a la magia de Mestalla para una remontada que, este martes (21.00 horas), ante la expansión del coronavirus, tendrá que buscar en un estadio vacío. Un reto mayúsculo para un equipo que en los últimos tres meses solo ha funcionado alimentado por el aliento de su grada, con el premio de una plaza en cuartos de la Champions.

A Mestalla, en principio, solo entrará el personal indispensable. La única excepción es la de los operarios de la señal de televisión y puede que algún fotógrafo de la UEFA. De casi 50.000 personas a poco menos de 200.

Formalmente, la decisión la tomó la Conselleria de Salud Pública de la Generalitat. Aunque, tal y como recordó la consellera Ana Barceló, fue siguiendo la recomendación del Ministerio de Sanidad que todas las autonomías están obligadas a atender.

El criterio fue que se jugaran a puerta cerrada los partidos en los que se esperara una importante afluencia de aficionados del norte de Italia, por ser esta una de las zonas más afectadas por el virus.

Ninguna autoridad sanitaria ha explicado cuál es el nuevo criterio, una situación que ha suscitado no poco debate.

Fue ignorada la destemplada petición de Parejo de abrir Mestalla ante la presencia de turistas italianos a la ciudad por las Fallas. «Nos dejamos la piel por el escudo y ahora no nos vamos a quedar de brazos cruzados mientras otros lo pisotean», llegó a decir el capitán che. Su reflexión en las redes sociales ha sido la única voz del Valencia. Ningún representante ha hablado y, de hecho, el club convenció a la UEFA de que aplicase su particular protocolo y suspendiera las ruedas de prensa anteriores y posteriores. El único que se lo saltó fue el Papu Gómez, el motor argentino del conjunto italiano, para llamar «payaso» a un periodista que, en el aeropuerto de Manises, le preguntó por el encuentro.

BAJAS MUY DESTACADAS // Más allá de no tener el empuje de la grada, el Valencia deberá hacer frente a otros problemas. El primero, su endeblez defensiva ante uno de los equipos más goleadores de Europa. Sin Ezequiel Garay (lesionado) y Gabriel Paulista (sancionado), Albert Celades puede apostar por reconvertir a Francis Coquelin y que acompañe a Mouctar Diakhaby; o por una defensa de tres con dos laterales junto a este último. El segundo será meter por lo menos tres goles sin Maxi Gómez. Al menos, recuperado a Rodrigo Moreno. Si, finalmente, firma la remontada más extraña de su historia, los gritos de los jugadores se oirán desde fuera de Mestalla.