Cuando en diciembre el Valencia quedó emparejado con el Atalanta para los octavos de la Champions tuvo que contener la euforia pero, a pocas horas de visitar al equipo italiano, todo ha cambiado. Regresar vivo a Mestalla sería un magnífico resultado.

Dos circunstancias se han cruzado para girar la veleta del favoritismo. La primera es que el equipo de Gian Piero Gasperini se ha confirmado como un huracán ofensivo. En una liga tan amarategui como el Calcio lleva 63 goles. Diecisiete más que la afamada Juve de Cristiano. Nadie ha marcado más . El veterano Josip Ilicic es su gran referencia con el Papu Gómez moviendo los hilos detrás.

Ese constante hambre de gol se va a encontrar a una defensa cogida con pinzas. Las bajas de Garay y Paulista han dejado al Valencia sin su pareja de centrales titular. Los franceses Diakhaby y Mangala les sustituirán. Se trata de una pareja impensable hace unas semanas y que Albert Celades solo ha gastado contra el Logroñés.

LA HUELLA DEJADA

La titularidad de Mangala tiene más miga aún. El central regresó al Valencia (donde estuvo cedido en la 2016-17) tras llegar a un acuerdo con el City para finalizar su contrato. Llevaba un año y medio sin jugar por una lesión en la rodilla. Finalmente volvió 'debutó' en noviembre pero apenas lleva 360 minutos en toda la temporada.

Hay un tercer punto que ha frenado el optimismo valencianista y es que después de conquistar Stamford Bridge, el Nuevo San Mamés o el Johan Cruyff Stadium de Amsterdam, el equipo ha caído en picado lejos de Mestalla. La cuesta abajo incluye tropiezos tan graves como salir goleado de Mallorca, quedar eliminado de la Copa en Granada o ser barrido por el Getafe.

El escenario, además, será imponente, ni más ni menos que San Siro. El equipo de Bergamo, que ha pasado de la Serie B a la Champions en diez años, eligió jugar en el estadio de Milán, a sesenta kilómetros, pero con un aforo que triplica sus veinticinco mil asientos. Su idea es llenar la mitad para empujar al 'huracán' con su aliento.