El valencianismo vuelve a irradiar optimismo. Después de unas últimas temporadas de sufrimiento y disgustos, la era Marcelino ha comenzado dando un vuelco a la situación. El Valencia está invicto y los dos empates ante dos de los candidatos a conquistar el título de Liga y Champions (Real Madrid y Atlético) han desatado la euforia en la capital del Turia.

El técnico preferido por los aficionados che para sustituir a Pako Ayestarán el curso anterior, pero que finalmente no pudo aterrizar en Mestalla por temas de normativa (un entrenador no puede dirigir en España a dos equipos en una misma campaña), que estuvo cerca de comprometerse con el Inter de Milán, acabó estampando su firma con el Valencia tras conseguir que Peter Lim accediera a complacer todas sus peticiones. De hecho, el míster asturiano decidió prescindir de pesos pesados de la plantilla (Diego Alves incluido) e incorporar a siete futbolistas. Con un equipo todavía en fase de rodaje («Madrid y Atlético han comenzado la competición con las mismas plantillas del año pasado mientras nosotros hace apenas dos semanas que estamos al completo», analizaba el sábado Marcelino), el margen de mejora todavía parece amplio para un equipo al que hasta Simeone coloca en los puestos de cabeza. «Trabajan sin dejar espacios, lo hicieron bien en el Bernabéu y van a crecer a base de orden», indicó el Cholo. Añadió que se muestra como un equipo «solidario, competitivo y compacto», que «ha mejorado en el juego aéreo y que con el paso de los meses estará en la pelea». Elogios a los que se suma Pablo Aimar, invitado de lujo el sábado en Mestalla. «El Valencia estará más arriba este año» porque Marcelino «es un entrenador que sabe cómo jugar con este equipo». Eso sí, también le ponen algunos peros, incluso el propio míster. «Me gustaría que tuviéramos más ocasiones de gol», admitió el asturiano tras el duelo ante el Atlético.

Cerrojo en la portería

Pero el punto fuerte es la solidez defensiva. El Valencia ha completado los primeros 180 minutos de Liga en Mestalla sin recibir un gol, circunstancia que se produjo por última vez hace nueve años, en la campaña 2008-2009, con Unai Emery en el banquillo (3-0 al Mallorca y 1-0 al Osasuna).