De vuelta del último parón de la FIFA, el Barcelona ha recibido dos avisos. Sufrió en Sevilla defensivamente, pero no perdió por la aparición del divino Messi (2-2). Tampoco gobernó el partido como quería ante el Roma, pero sonríe feliz por la contundencia del marcador (4-1), que le coloca casi en las semifinales de la Champions. Le toca ahora superar el muro de abril, al tiempo que Valverde debe dosificar a la plantilla, con problemas para Messi, Busquets o Iniesta.