De Roma a Anfield, donde, el martes, de nuevo en un córner, el Barcelona prolongó su largo viaje al abismo europeo, derruido por su incompetencia.

El Barça de Valverde solo ha encajado dos derrotas en Europa en dos años, pero han sido catastróficas, revelando la magnitud de un problema que supera incluso la figura de un cada vez más cuestionado Txingurri. Afecta, en realidad, a una plantilla hegemónica en España como revelan sus dos Ligas consecutivas (y 8 de las últimas 11), pero ruinosa en Europa: una Champions en siete temporadas. No es de un año ese desplome. Viene, por tanto, de lejos. No solo es Roma o Anfield: también es París (4-0) y Turín (3-0), impidiendo que la gesta del 6-1 al PSG tuviera la épica que merecía.

DECLIVE TRAS EL 2015 // Poco a poco, y sin que se tomaran las medidas correctoras necesarias, el Barça ha ido viendo cómo la obra del 2015, simbolizada en el tridente Messi-Suárez-Neymar, se ha ido derritiendo. Ha sido incapaz de mejorarla. Más bien todo lo contrario, pese a los constantes cambios en la dirección deportiva: en nada se parecen Antoni Zubizarreta (despedido de mala manera en enero del 2015), a Robert Fernández, echado también de la estructura porque no se le renovó el contrato (junio del 2018) y a Pep Segura, actual responsable del área junto a Eric Abidal.

Todo condensado en la figura de Coutinho, el fichaje más caro de la historia del club: pagó el Barça 160 millones de euros precisamente al Liverpool, que no lo ha echado de menos: doble finalista de la Champions.

El dinero obtenido por Neymar, la tercera pata del tridente que llevó al equipo a la Champions de Berlín-15, no se ha notado en el campo. Recibió 222 millones del PSG y ha invertido 300 en traer a Dembélé, que ha sufrido cinco lesiones (cuatro musculares) en solo 21 meses; y al invisible Coutinho. En ese inacabable viaje al abismo, el Barça huyó de su esencia, renegando de su biblia futbolística que tiene en la posesión el primer mandamiento.

Además, los jugadores básicos (Messi, Piqué, Rakitic, Busquets, Alba) superan ya la treintena. No es responsabilidad exclusivamente de Valverde. Ni mucho menos. Ya con Luis Enrique, el equipo jugaba a otra cosa porque la inmensa fuerza de su trío de ataque desplazaba el centro del juego hacia el área enemiga saltando los pasos intermedios. Precisamente desde el 2014, tras la marcha de un Martino que solo duró una temporada --la peor del ciclo--, la anual reestructuración de la plantilla no ha salido bien.

Vive aún el Barça de aquellos fichajes que guiaron al equipo hacia la última Champions. Poco antes habían llegado Alba (2012) y Neymar (2013). Luego, Ter Stegen, Rakitic, Suárez. Desde entonces, fichajes sin impacto real en el equipo, más allá de Lenglet y brotes verdes de Arthur, obra ambos de Robert antes de perder la confianza de Bartomeu.

¿qué hará bartomeu? // Precisamente, el presidente se enfrenta al dilema de si ahonda en la renovación de la plantilla y si mantiene la fe en el cuestionado Valverde, que renovó hace unos meses. La desgarradora experiencia de Anfield ha bastado para aflorar de nuevo la discusión sobre el estilo de juego, que lleva un tiempo sobrevolando por el Camp Nou, mitigada por los éxitos domésticos de los últimos dos años.