Con el gol de Kalinic antes de la media hora, el plan de Simeone estaba saliendo mejor de lo que se podía esperar, pero el Valladolid se revolvió con más virulencia de la esperada, entre el VAR y un otro de Griezmann en el tramo final, el Atlético sumó una victoria que no mereció y sigue sobreviviendo en la cabeza de la Liga, pese a lo tortuoso del camino.

Al cuarto de hora, el Atlético ya le había puesto a la vista al Valladolid el palo con la zanahoria colgada en la punta. Le concedió el balón y los costados, le negó el centro, le negó los disparos a puerta y Oblak, el muro, repelió lo demás.

LOS MÉRITOS DEL VALLADOLID

El Valladolid fue más propositivo, más atacante y más combinativo, pero el Atlético acertó a definir en la primera ocasión del partido, como no había sucedido en las últimas salidas (empates en Brujas, Girona, Leganés y Villarreal). Griezmann encontró a Kalinic, tras el éxito de Koke con la presión en el medio, y con la defensa vallisoletana reculando el croata asestó el primer golpe.

La posesión y la iniciativa siguieron siendo locales, Ünal tuvo un empate que el Valladolid empezaba a merecer, pero el VAR paró el partido para rearbitrar una mano de Kiko Olivas a disparo de Griezmann. El francés convirtió el penalti y dejó moribundo a un Valladolid perplejo, pero no noqueado.

EL EMPATE MERECIDO

El equipo de Sergio terminó de merecer el gol en la segunda parte, con una tromba ofensiva imparable, y lo consiguió Calero a la salida de un córner. El Atlético se desmoronó, débil en defensa e inoperante en ataque, y ni siquiera un imperial Oblak pudo mantener a su equipo por delante en un partido que el Valladolid arrastró a la locura hasta que lo empató en diez minutos, con un gol de Saúl en propia puerta.

Del impás posterior, con los técnicos pidiendo calma, Griezmann sacó petróleo de una melé en el área rival e hizo el tercero tras un balón parado. Volvió a merecer el empate el Valladolid, pero el Atlético terminó ganando entre la agonía.