Con un sensacional ambiente y una participación que rondó los 900 atletas —entre la carrera absoluta (salieron 600) y las infantiles— se disputó ayer la San Silvestre de Vila-real, organizada por el Club Trivila de la localidad. Y los atrevidos que se calzaron las zapatillas en la última prueba del año tuvieron que realizar un recorrido de 5 kilómetros. Muchos se lo tomaron como una gran fiesta y se disfrazaron para la ocasión, viéndose muchos gorros de Papá Noel.

Y tras recorrer los 5.000 metros, el primero en cruzar la meta —al igual que la salida estaba instalada en la plaZa Major— fue Albert Ferrer, que realizó un registro de 15.18 minutos, seguido muy de cerca por Kiko Hervás (15.19), mientras que el podio lo completó Óscar González (15.44). En féminas, la vencedora fue Yaiza Saiz (18.49), que fue más rápida que Silvia Sos y Ester Clausell.

Pero la San Silvestre fue mucho más que deporte y como suele ser habitual en los eventos que se desarrollan en estas fechas, también se aprovechó para realizar una recogida de alimentos, que en este caso fue a favor de la asociación San Vicente de Paul.