El Villarreal empezó la pasada temporada una operación masiva de renovaciones y ampliaciones de contrato que culminaron la pasada semana con el nuevo compromiso de Rodrigo Hernández, el futbolista de la plantilla grogueta, hoy por hoy, más apetecible para los grandes del fútbol español. El joven madrileño de 21 años extendió dos años más una vinculación que expiraba en el 2020, con la intención, por parte del club, de aumentar lo máximo posible una cláusula demasiado asequible tras la eclosión del mediocentro internacional sub-21. Antes, la entidad que preside Fernando Roig ya había movido ficha con otros futbolistas de los que espera sacar un alto rendimiento, bien en el campo o, en el peor de los casos, en el apartado económico. Alfonso Pedraza —ahora cedido en el Alavés—, Víctor Ruiz, Bakambu, Trigueros, Mario… han ido desfilando por los despachos de la Ciudad Deportiva en los últimos tiempos para firmar sus mejoras contractuales y las ampliaciones de sus cláusulas de rescisión.

EL TURNO DEL FILIAL

Con Rodri, el Villarreal dejó bien atado al grupo de futbolistas con ficha del primer equipo. El siguiente paso en la agenda del club va en dirección al escalafón inmediatamente inferior. Los problemas de lesiones y sanciones en este primer tercio de la temporada han sacado a relucir a algunas de las joyas que tiene el Submarino en su filial, futbolistas a los que conoce perfectamente Calleja de su etapa en el juvenil y las más fugaz en el Villarreal B y que han ayudado al entrenador a superar las diferentes crisis de escasez de efectivos por las que ha atravesado el equipo.

Una vez dentro de la élite futbolística, el peligro de atraer el interés de varios clubs es más que real, sobre todo para los jóvenes que han tenido más presencia en el equipo tanto en la Liga, como en la Europa League o la Copa del Rey. El Villarreal ha iniciado el blindaje de la generación Calleja, esa formada por los Ramiro Guerra, Raba, Chuca, Pau, Mario González o Darío Poveda, todos ellos ya con alguna que otra experiencia con el primer equipo. Por los dos primeros el club ya ha alcanzado un acuerdo para prorrogar sus compromisos y elevar el precio de sus cláusulas. En breve se oficializarán las ampliaciones. Raba (22 años), que ya amplió a finales de la pasada campaña su vinculación hasta el 2020, firmará hasta el 2022. Un premio para el que ya está prácticamente considerado como uno más del primer equipo. También es el caso de Ramiro Guerra (20 años), cuyo nuevo contrato también se irá por encima del 2020.

LOS SIGUIENTES

Seguramente, no serán los últimos en reforzar su posición dentro del club groguet. La pujanza de Chuca (20 años), con seis partidos ya a sus espaldas —tres de Liga, otro de Copa del Rey y dos más en Europa— con buen rendimiento en todos ellos, ya le ha puesto en la primera línea del escaparate en el fútbol español.