Otro último minuto maldito. Cuatro días después se le cayó el mundo encima al Villarreal. Esta vez en el último suspiro de la prórroga. Muy cruel y, posiblemente inmerecido, porque el Submarino fue mejor que el Levante durante la mayor parte del tiempo, pero sin contundencia en el tramo final resulta mucho más complicado. El conjunto granota apenas inquietó a Rulli, pero supo competir, tener fe en sus posibilidades y esa pizca de suerte que se necesita. La ilusión de la Copa, el anhelo de alcanzar una final, las ganas de hacer algo importante, la ambición de Emery... se rompió en mil pedazos. Injusto, inmerecido, pero real. En fútbol, goles son amores. Al equipo de anoche solo se le puede echar en cara su desacierto final. Nada más. Una pena.

Al entrenador vasco le persigue la fama de arriesgar demasiado con las rotaciones, término importado del baloncesto para aludir a los cambios en el once de un partido a otro próximo en el tiempo con el fin de dosificar a la plantilla. Desde que en una eliminatoria europea hiciera once cambios respecto a LaLiga, lleva esa etiqueta colgada. Pero el técnico de Hondarribia también tiene un brillante currículum vitae, con varios títulos que lo engalanan. Este Villarreal se ha diseñado para ganar y él hará todo lo posible para entrar en la historia del club como el primero en alcanzar una final.

Por eso salió con su once de gala, el mejor que podía alinear. No reservó a nadie. Hasta reapareció Foyth como lateral y reubicó a Peña como extremo. La escenografía ya mostraba las intenciones de salir a por todas sin concesiones al Levante. En el campo, todavía se acentuaron más las sensaciones.

El Villarreal tomó el mando del partido, con Dani Parejo como general al frente, y empezó a jugar y jugar como este equipo sabe hacerlo cuando está inspirado. Juego elaborado con variantes, canalizando por dentro y por bandas. La superioridad de los amarillos era rotunda ante un muy buen equipo como el granota. A los cuatro minutos, Pau tuvo la primera gran ocasión a bocajarro pero se topó con Cárdenas. Poco después, el árbitro ni quiso revisar un claro derribo a Parejo en el área, en el que el VAR ni entró de oficio. El balón seguía siendo propiedad de un Submarino jugón, pero al que le faltaba maldad en el área levantinista, pecando de excesiva elaboración de la jugada. Emery se desgañitaba en la banda reclamando a los suyos que probasen el tiro a puerta, pero ni con esas.

Los porcentajes de posesión era 40-60 a favor del Villarreal, igual que en la estadística de remates a puerta. El Levante aguantaba como podía las embestidas villarrealenses, pero su mayor éxito es que se mantenía vivo ante la condescendencia de su rival y con la eliminatoria abierta, porque con las estadísticas y el buen juego no se basta para ganar.

Alcácer tuvo otra ocasión muy clara tras una genial asistencia de Trigueros, pero el portero granota volvió a ejercer de ángel salvador.

El equipo de Paco López se fue creciendo y empezó a pelearle el dominio al Villarreal. El partido estaba vivo y abierto. Rulli exhibió sus reflejos en un balón envenenado por un rebote en la espalda de Pedraza que salía enviado por el diablo y Cárdenas recuperó las alas de ángel custodio evitando un tiro de Trigueros con aroma de gol. El final del partido fue trepidante. El conjunto de la Plana Baixa apuró sus opciones para evitar la prórroga y la tuvo en el minuto 90 Álex Baena, pero esta vez fue Melero quien evitó el gol bajo palos y mandó el pase a las semifinales al tiempo extra... como 20 años atrás en aquella noche del muro que cayó sobre Palermo.

Sin acierto

El Villarreal continuaba sin extraer beneficios de su dominio y sus llegadas. El VAR revisó un penalti que el árbitro había señalado por una falta a Pedraza, que acabó siendo fuera del área y se tuvo una falta al borde del área que no se pudo tampoco materializar pese a la peligrosidad de la misma.

Todo se ponía en contra. Pero el mazazo final llegó en el minuto 120. Todo estaba encaminado a la lotería de los penaltis. Y, como sucedió cuatro días atrás ante la Real, Roger empaló un balón sin aparente peligro, pero a la zaga amarilla le faltó contundencia y acabó en la red. Solo hubo tiempo para sacar... y llorar una nueva oportunidad perdida. Igual que en Miranda hace un año, el sueño se convirtió en una amarga pesadilla. Otra oportunidad que se dejó escapar. Una más.

- Ficha técnica:

1 - Levante: Cárdenas, Coke (Miramón, m.66), Vezo, Postigo, Toño García (Clerc, m.76), Radoja, Malsa (Roger Martí, m.66), Son (Melero, m.55), Rochina (Morales, m.55), Bardhi y Dani Gómez (Sergio León, m.106).

0 - Villarreal: Rulli, Foyth, Albiol, Pau Torres, Alfonso Pedraza, Coquelin (Fer Niño, m.91), Parejo, Trigueros, Peña (Estupiñán, m.66), Moi Gómez (Baena, m.50) y Paco Alcácer (Bacca, m.87).

Gol: 1-0, m.120: Roger Martí.

Árbitro: Soto Grado (Comité riojano). Mostró tarjeta amarilla a los levantinistas Bardhi, Rochina, Postigo y Melero y a los villarrealenses Trigueros, Albiol, Parejo y Baena.

Incidencias: partido de los cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio Ciutat de València sin público.