El Villarreal B sumó ante el Ontinyent sus séptimas tablas en los últimos diez partidos de liga. Los groguets no pasaron del empate a cero inicial ante un cuadro blanquinegro que solo plantó cara en la primera mitad y apenas pasó del centro del campo.

El comienzo del encuentro fue sosegado, con las dos escuadras asentando sus líneas sobre el terreno de juego. El Villarreal B acaparó ligeramente la posesión del esférico, mientras que el Ontinyent esperaba para salir a la contra. Si bien es cierto, el cuadro valenciano supo salir con el cuero controlado cuando la ocasión así lo requirió, dando criterio al juego y buen trato al balón.

Lo más destacable de la primera media hora fue una tarjeta amarilla al local Fran Álvarez tras una falta del canterano amarillo. Los minutos fueron corriendo hasta aproximarse sin sobresaltos a los 45 reglamentarios. Cuando ya parecía que la primera mitad del duelo iba a morir sin pena ni gloria llegaron dos ocasiones sobre el área visitante. La primera, si llega al estatus de ocasión de gol, fue un disparo de Iván Martín que rebotó en la defensa, un segundo rebote tras un centro de Quintillà acabó en pies de Fran Álvarez, que envió un mísil que el portero solo pudo sacar con los puños por delante. Y así concluyó la primera parte del encuentro en el Mini Estadi.

Con la reanudación llegaron los movimientos tácticos de Miguel Álvarez, que dio descanso a Akale para dar frescura y amplitud en banda con Adrián Riera. El extremo amarillo pronto se puso en faena con desbordes por banda derecha que fueron siempre neutralizados en última instancia por la zaga del Ontinyent. Con el puñal que supuso Riera en el frente de ataque la ofensiva local se hizo más intensa.

Posesión amarilla // El centro del campo ya pasó a ser dominio de Ramón e Iván Martín, como suele ser habitual en los segundos tiempos de los partidos en el Mini. Con la medular asegurada quedaba por resolver el asedio sobre el área blanquinegra. Las jugadas en banda de Riera comenzaron a nutrir de centros y asistencias el área de los de la Vall d’Albaida que se defendieron como gato panza arriba.

Aunque el peligro se cernió sobre el arco visitante no se acabaron de cuajar ocasiones reales de gol, ya que en la toma final de decisiones de los atacantes locales no se acertó. Tampoco hay que quitar mérito la aguerrida labor de la defensa del Ontinyent, que sostuvo el esfuerzo del equipo blanquinegro por sacar algo positivo del feudo groguet. Superado el minuto 60 de partido el ataque local ya comenzó poner en verdaderos apuros a la zaga visitantes.

En el minuto 64 Simón Moreno se internó por banda izquierda tras un buen pase de Quintillá, sorteó a su marca en dirección al corazón del área y conecto un débil disparo que detuvo con Craviotto. El máximo exponente de la cantera grogueta continuó animándose y, ya en el 72 de partido, fue Mesa el que tuvo la suya.

Iván Martín se coló por la banda derecha y centro con su zurda con la rosca hacia dentro para que Rubén Mesa, en el segundo palo, conectase una espectacular chilena que le salió picada, el bote dejó al portero haciendo la estatua, mirando como el cuero salía rozando la escuadra izquierda de su portería. Dos minutos después puso el sobresalto en la grada un cabezazo de Carlos Blanco que, sin portero bajo palo.

Dominio total en la recta final // Eran los mejores minutos de los amarillos y la gradería esperaba ansiosa la llegada de un gol. A punto estuvo de llegar en el minuto 84 con un disparo de falta lejano de Quintillà que detuvo Craviotto en una buena intervención. Iban sucediéndose las aproximaciones y parecía que el gol tenía que aparecer en un momento o en otro, con el Ontinyent totalmente encerrado alrededor de su portería.

Si las dos ocasiones seguidas del 72 y el 74 fueron claras, la que llegó en el minuto 88 fue clamorosa. Xavi Quintillà percutiendo por su banda centró desde más allá del vértice izquierdo del área blanquinegra, su buena asistencia llegó a Rubén Mesa, al borde del área pequeña, que con el muslo remató a bocajarro para que el meta Craviotto se luciese sacando desde la línea de gol un balón que ya se colaba.

Destacados en su equipo fueron Craviotto, Pablo Carbonell y Fuster que tuvieron intervenciones clave para secar el torrencial ataque del Villarreal B en la segunda mitad. En los dos minutos que el árbitro añadió solo un disparo en jugada personal de Adrián Riera hizo emplearse a fondo al citado portero visitante.

Al final, otro empate dentro de casa que sabe a poco, cuanto más cuando los competidores directos puntúan de tres y se alejan por arriba y recortan distancia por abajo. La jornada que viene se visita al Olot y es vital para los intereses del Villarreal B reconciliarse con la victoria.