El Villarreal ya ha puesto la cabeza en zona europea y sigue invicto en la Liga. La exhibición de Sansone en la primera parte, con dos goles y uno de ellos de una belleza espectacular, no sirvieron para cerrar el partido ante la Real, que se aprovechó de los espacios que le dejó su rival para llegar con esperanzas de sumar en el Madrigal hasta el final.

El Submarino estuvo en muchas fases del partido muy brillante con el balón en su poder, pero por contra se mostró muy espeso y titubeante cuando el rival tenía la pelota. Escribá debe incidir ahora en juntar las líneas y replegar sin ceder tantos espacios cuando se pierde el balón. La Real llegó más de lo que el Submarino está acostumbrado aunque por contra también sufrió mucho en defensa. No obstante, la botella sigue estando media llena, ahora hay que continuar trabajando para que el agua rebose.

MÚLTIPLES RECURSOS // Escribá continúa presumiendo de fondo de armario. La plantilla del Villarreal da para mucho, es amplia, variada, repleta de futbolistas con mucha calidad y con varios internacionales por línea. Ocho cambios respecto al once que el jueves venció al Zúrich en Europa. Y salvo puestos puntuales y nombres propios resulta difícil discernir entre titulares y suplentes. Repitieron Bruno, Pato y Víctor Ruiz, los tres ahora con etiqueta de insustituibles.

El Villarreal, igual que el pasado jueves, saltó al campo muy suelto y con ganas de divertirse, lo que siempre redunda en beneficio del espectador. Sin embargo, también mostró más lagunas defensivas de las deseables en un equipo que había gozado de máxima solvencia en la concesión de espacios y fisuras a los rivales. Los amarillos han mejorado ostensiblemente en ataque, pero conceden demasiado atrás.

La primera gran ocasión del partido la tuvo la Real, en un balón que le se quedó franco a Oyarzabal, pero su lentitud en el remate permitió a Jaume Costa salvar un gol cantado a los ocho minutos. Había sido una acción aislada, pero de mucho peligro.

El Villarreal puso su punto de mira en la portería rival. La velocidad y capacidad de desmarque de Pato y Sansone desarbolaron a la Real. A los 15 minutos, el delantero buscó el espacio libre como un misil y encaró en el uno contra uno a Rulli, quien no tuvo más remedio que derribarle en el área. La nueva normativa evitó que el portero fuera expulsado pero el penalti era inapelable. Pato, igual que Bruno en Málaga, no estuvo afortunado en el lanzamiento, que se marchó fuera.

El Villarreal mantuvo un alto ritmo de juego. Fútbol de toque pero con manejo rápido del balón y a la caza del espacio libre, en el que cuenta con un especialista de primer nivel como Sansone. De la conexión italiana, iniciada por un clarividente Soriano nació el primer gol seis minutos después del fallo del penalti, con una gran finalización del pequeño exjugador del Sassuolo.

EL GOL DEL AÑO // Cuatro minutos después, Sansone marcó un gol que sin duda dará la vuelta al mundo y será candidato a ser uno de los más bonitos de la Liga, muy parecido a uno que anotó Cani, pero en la portería y banda contraria. Una mezcla de precisión, temple, fuerza y potencia desde casi 50 metros y que sorprendió a Rulli. Un golazo espectacular que parecía encarrilar el partido con el 2-0. Y el italiano aún tuvo el tercero en sus pies, pero su remate pinchado se le fue fuera.

La Real jugaba a remolque, pero los amarillos concedían demasiados despistes y también no andaban sobrados de contundencia en el área. Yuri acortó distancias y metió a la Real en un partido en el que se había ido con un tiro que sorprendió a Asenjo.

En la segunda parte, el partido se convirtió en un correcalles. El Villarreal ya no controlaba el juego y exhibía demasiadas distancias entre líneas. La presión al poseedor del balón ya no era la misma. Y la Real comenzó a sentirse cómoda en el campo y a llegar con peligro. El Villarreal jugaba a bien con balón, pero sufría sin él. Asenjo salvó el empate ante un Juanmi que llegó demasiado fácil delante del portero.

De área a área, lo que era agradable para el espectador porque disfrutaba de un fútbol sin corsés ni ataduras tácticas, pero que era un peligro para los de Escribá, quien movió el banquillo y sacó a hombres de peso como Cheryshev y Jonathan, dejando solo a Sansone como único delantero dentro de un 4-2-3-1, con Soriano por detrás de su compatriota.

Los donostiarras se hicieron con el balón. Las estadísticas no engañan y marcan un 60% de posesión por el 40% de los amarillos, El Villarreal se pasó mucho tiempo encerrado en su campo y corriendo tras el balón. Un acción de contragolpe fue su único bagaje en un segunda parte en la que se perdió la estabilidad táctica. Pero los puntos se quedaron en casa y el Submarino sumó su segunda victoria consecutiva en Liga y ya se asoma a la zona noble con 8 puntos. Eso sí, todavía queda mucho por mejorar, pero mimbres hay y muchos. H